Nueva Biblia Latinoamericana
Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del SEÑOR apareció a todo el pueblo. (Levítico 9:23)
Y salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra. (Levítico 9:24)
Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. (Levítico 10:1)
Y de la presencia del SEÑOR salió fuego que los consumió, y murieron delante del SEÑOR.
Entonces Moisés dijo a Aarón: "Esto es lo que el SEÑOR dijo: 'Como santo seré tratado por los que se acercan a Mí, Y en presencia de todo el pueblo seré honrado.'" Y Aarón guardó silencio. (Levítico 10:3)
Moisés llamó también a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo: "Acérquense, llévense a sus parientes de delante del santuario, fuera del campamento." (Levítico 10:4)
Y ellos se acercaron y los llevaron fuera del campamento todavía en sus túnicas, como Moisés había dicho. (Levítico 10:5)

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Levítico 10:2 - Referencia Cruzada

El Señor hirió a los hombres de Bet Semes porque habían mirado dentro del arca del SEÑOR. De todo el pueblo hirió a 50,070 hombres, y el pueblo lloró porque el SEÑOR había herido al pueblo con gran mortandad. (1 Samuel 6:19)
Si yo soy hombre de Dios," respondió Elías, "que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta." Entonces el fuego de Dios descendió del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta. (2 Reyes 1:12)
Porque Tofet (lugar de sacrificios) está preparado desde hace tiempo, Ciertamente, ha sido dispuesto para el rey. El lo ha hecho profundo y ancho, Una pira de fuego con abundante leña; El soplo del SEÑOR, como torrente de azufre, lo enciende. (Isaías 30:33)
Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del SEÑOR. (Números 26:61)
Y se encendió la ira del SEÑOR contra Uza, y Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios. (2 Samuel 6:7)
Puesto que ustedes no la llevaron la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios estalló en ira contra nosotros, ya que no Lo buscamos conforme a la ordenanza." (1 Crónicas 15:13)
Y ellos se acercaron y los llevaron fuera del campamento todavía en sus túnicas, como Moisés había dicho. (Levítico 10:5)
y la tierra abrió su boca y se los tragó, a ellos y a sus casas y a todos los hombres de Coré con todos sus bienes. (Números 16:32)
Elías respondió al capitán de cincuenta: "Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta." Entonces descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. (2 Reyes 1:10)
Estos son los nombres de los hijos de Aarón, los sacerdotes ungidos, a quienes él ordenó para que ministraran como sacerdotes. (Números 3:3)
Y los que murieron a causa de la plaga fueron 14,700 sin contar los que murieron por causa de Coré. (Números 16:49)
Pero Nadab y Abiú murieron antes que su padre y no tuvieron hijos. De modo que Eleazar e Itamar sirvieron como sacerdotes. (1 Crónicas 24:2)
Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta; entonces la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido. (Hechos 5:10)
El SEÑOR habló a Moisés después de la muerte de los hijos de Aarón, cuando se acercaron a la presencia del SEÑOR y murieron. (Levítico 16:1)
Salió también fuego del SEÑOR y consumió a los 250 hombres que ofrecían el incienso. (Números 16:35)
Y se encendió la ira del SEÑOR contra Uza, y lo hirió porque había extendido su mano al arca; y allí murió delante de Dios. (1 Crónicas 13:10)
Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo supieron. (Hechos 5:5)
Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos. (1 Corintios 10:11)
Y salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de grasa sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo aclamó y se postró rostro en tierra. (Levítico 9:24)