Nueva Biblia Latinoamericana
Estas son las familias de Leví: la familia de los Libnitas, la familia de los Hebronitas, la familia de los Mahlitas, la familia de los Musitas, la familia de los Coreítas. Y Coat fue el padre de Amram. (Números 26:58)
El nombre de la mujer de Amram era Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; y ella dio a luz de Amram, a Aarón, a Moisés y a su hermana Miriam. (Números 26:59)
A Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. (Números 26:60)
Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del SEÑOR.
Los contados de los Levitas fueron 23,000, todo varón de un mes en adelante. Porque no fueron contados entre los Israelitas, ya que ninguna heredad les fue dada entre los Israelitas. (Números 26:62)
Estos son los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron a los Israelitas en los llanos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. (Números 26:63)
Pero entre éstos no había ninguno de los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Aarón, cuando contaron a los Israelitas en el desierto de Sinaí. (Números 26:64)

Otras publicaciones relacionadas con "Números 26:61":

Faustino de Jesús Zamora Vargas
Levitas del Cristo vivo
Artículo sobre los levitas elegidos por Dios y cómo la iglesia de Cristo hoy en día es como ellos, con una misión global y una función educativa


Faustino de Jesús Zamora Vargas
Josué y Caleb
La historia de Caleb y Josué es digna de recordar por la iglesia de Dios. Este artículo habla sobre su liderazgo espiritual, integridad y confianza en las promesas de Dios para lograr conquistas.


Números 26:61 - Referencia Cruzada

Estas fueron las clases de los descendientes de Aarón. Los hijos de Aarón fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. (1 Crónicas 24:1)
Pero Nadab y Abiú murieron delante del SEÑOR cuando ofrecieron fuego extraño ante el SEÑOR en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos. Y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio durante la vida de su padre Aarón. (Números 3:4)
Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado. (Levítico 10:1)