Estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. (Juan 11:1)

María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y Le secó los pies con sus cabellos. (Juan 11:2)

Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: "Señor, el que Tú amas está enfermo." (Juan 11:3)

Cuando Jesús lo oyó, dijo: "Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella."

Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. (Juan 11:5)

Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba. (Juan 11:6)

Luego, después de esto, dijo a Sus discípulos: "Vamos de nuevo a Judea." (Juan 11:7)

Otras publicaciones relacionadas con "Juan 11:4":

Cuando Jesús no se apura
En este artículo se habla sobre la historia de Lázaro y cómo Jesús tardó en ir a verlo después de que recibió la noticia de su muerte. Se destaca la importancia de tener fe en Dios y su poder para proveer en todas las situaciones de la vida, incluso en las más difíciles.

Cuando el Señor se toma más tiempo de lo que nosotros esperamos
En este artículo, el Dr. Roberto Miranda reflexiona sobre cómo Dios responde a nuestras oraciones y cómo debemos confiar en su soberanía y amor, incluso cuando parece que no está respondiendo. Utiliza la historia de Lázaro como ejemplo de cómo a veces lo que creemos que es una pérdida puede ser el escenario necesario para un gran milagro y para la gloria de Dios.

Resurrección (Juan 11)
En este artículo se reflexiona sobre la importancia de la resurrección de Cristo y su impacto en nuestra vida actual. Se destaca la importancia de acudir a Jesús en tiempos de necesidad y tener una relación de intimidad con él en tiempos de normalidad. Además, se menciona la perspectiva divina en situaciones de crisis y se invita a los no cristianos a dar un paso de fe y recibir a Jesús como salvador.

Juan 11:4 - Referencia Cruzada

Por medio de El son creyentes en Dios, que Lo resucitó de entre los muertos y Le dio gloria, de manera que la fe y esperanza de ustedes sean en Dios. (1 Pedro 1:21)

llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios. (Filipenses 1:11)

Cuando entró les dijo: "¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto, sino que está dormida." (Marcus 5:39)

Y ahora, glorifícame Tú, Padre, junto a Ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera. (Juan 17:5)

El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve (que ministra), que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén. (1 Pedro 4:11)

y todo lo Mío es Tuyo, y lo Tuyo, Mío; y he sido glorificado en ellos. (Juan 17:10)

conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. (Filipenses 1:20)

Por segunda vez los Judíos llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: "Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador." (Juan 9:24)

Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los Gentiles, para causarles celos. (Romanos 11:11)

para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que Lo envió. (Juan 5:23)

Entonces, cuando salió, Jesús dijo: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en El. (Juan 13:31)

Jesús respondió: "Si Yo mismo Me glorifico, Mi gloria no es nada; es Mi Padre el que Me glorifica, de quien ustedes dicen: 'El es nuestro Dios.' (Juan 8:54)

Jesús le dijo: "¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?" (Juan 11:40)

Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: "Padre, la hora ha llegado; glorifica a Tu Hijo, para que el Hijo Te glorifique a Ti, (Juan 17:1)

Este principio de Sus señales (milagros) hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en El. (Juan 2:11)

Jesús respondió: "Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. (Juan 9:3)

Padre, glorifica Tu nombre." Entonces vino una voz del cielo: "Y Lo he glorificado, y de nuevo Lo glorificaré." (Juan 12:28)

Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por ustedes es glorificado. (1 Pedro 4:14)