Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro.
(Juan 1:44)Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley, y también los Profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José."
(Juan 1:45)Y Natanael le dijo: "¿Puede algo bueno salir de Nazaret?" "Ven, y ve," le dijo Felipe.
(Juan 1:46)Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un verdadero Israelita en quien no hay engaño."
Natanael Le preguntó: "¿Cómo es que me conoces?". Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi."
(Juan 1:48)Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel," respondió Natanael.
(Juan 1:49)Jesús le contestó: "¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás."
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Juan 1:47 - Referencia Cruzada
Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel;
(Romanos 9:6)Ellos Le contestaron: "Abraham es nuestro padre." Jesús les dijo: "Si son hijos de Abraham, hagan las obras de Abraham.
(Juan 8:39)Por tanto, desechando toda malicia, y todo engaño, e hipocresías, y envidias y toda difamación,
(1 Pedro 2:1)EL CUAL NO COMETIO PECADO, NI ENGAÑO ALGUNO SE HALLO EN SU BOCA;
(1 Pedro 2:22)Porque son Israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas,
(Romanos 9:4)¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño!
(Salmos 32:2)Entonces Jesús decía a los Judíos que habían creído en El: "Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos;
(Juan 8:31)Salmo de Asaf. Ciertamente Dios es bueno para con Israel, Para con los puros de corazón.
(Salmos 73:1)Porque no es Judío el que lo es exteriormente, ni la circuncisión es la externa, en la carne.
(Romanos 2:28)Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne,
(Filipenses 3:3)