Nueva Biblia Latinoamericana
Y el siervo de cierto centurión, a quien éste apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. (Lucas 7:2)
Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a El unos ancianos de los Judíos, pidiendo que viniera y salvara (sanara) a su siervo. (Lucas 7:3)
Cuando ellos llegaron a Jesús, Le rogaron con insistencia, diciendo: "El centurión es digno de que le concedas esto; (Lucas 7:4)
porque él ama a nuestro pueblo (nuestra nación) y fue él quien nos edificó la sinagoga."
Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: "Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; (Lucas 7:6)
por eso ni siquiera me consideré digno de ir a Ti, tan sólo di la palabra y mi siervo será sanado. (Lucas 7:7)
Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: 'Ve,' y va; y a otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,' y lo hace." (Lucas 7:8)

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Lucas 7:5 - Referencia Cruzada

Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo (el Mesías), es nacido de Dios. Todo aquél que ama al Padre, ama al que ha nacido de El. (1 Juan 5:1)
Bendito sea el SEÑOR, Dios de nuestros padres, que ha puesto esto en el corazón del rey, para embellecer la casa del SEÑOR que está en Jerusalén, (Esdras 7:27)
Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. (1 Juan 3:18)
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. (1 Juan 3:14)
Hiram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió a Salomón: "Por cuanto el SEÑOR ama a Su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos." (2 Crónicas 2:11)
Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor. (Gálatas 5:6)
Hiram, rey de Tiro, envió sus siervos a Salomón, cuando oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había sido amigo de David. (1 Reyes 5:1)
Además, en mi amor por la casa de mi Dios, el tesoro que tengo de oro y de plata, lo doy a la casa de mi Dios, además de todo lo que ya he provisto para la santa casa, (1 Crónicas 29:3)