Nueva Biblia Latinoamericana
El les preguntó de nuevo: " Pero ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?" "Tú eres el Cristo (el Mesías)," Le respondió Pedro. (Marcus 8:29)
Y Jesús les advirtió severamente que no hablaran de El a nadie. (Marcus 8:30)
Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar. (Marcus 8:31)
Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro Lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús.
Pero El volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: "¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres." (Marcus 8:33)
Llamando Jesús a la multitud y a Sus discípulos, les dijo: "Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. (Marcus 8:34)
Porque el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio (de las buenas nuevas), la salvará. (Marcus 8:35)

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Marcus 8:32 - Referencia Cruzada

Estas cosas les he hablado en lenguaje figurado (en proverbios); viene el tiempo cuando no les hablaré más en lenguaje figurado, sino que les hablaré del Padre claramente. (Juan 16:25)
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces Lo despertaron y Le dijeron: "Maestro, ¿no Te importa que perezcamos?" (Marcus 4:38)
Sus discípulos Le dijeron: "Ahora hablas claramente y no usas lenguaje figurado (un proverbio). (Juan 16:29)
Cuando llegó a Simón Pedro, éste Le dijo: "Señor, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?" (Juan 13:6)
Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos. Y acercándose a El, le dijo: "Señor, ¿no Te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude." (Lucas 10:40)
Jesús le respondió: "Yo he hablado al mundo públicamente; siempre enseñé en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los Judíos, y nada he hablado en secreto. (Juan 18:20)
Tomando aparte a Jesús, Pedro Lo reprendió: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca Te acontecerá." (Mateo 16:22)