Nueva Biblia Latinoamericana
Pero el número de los Israelitas Será como la arena del mar, Que no se puede medir ni contar; Y sucederá que en el lugar Donde se les dice: "No son Mi pueblo," Se les dirá: "Son hijos del Dios viviente." (Oseas 1:10)
Y los hijos de Judá y los Israelitas se reunirán, Y nombrarán para sí un solo jefe, Y subirán de la tierra, Porque grande será el día de Jezreel. (Oseas 1:11)
Digan a sus hermanos: "Ammí (Pueblo Mío)," y a sus hermanas: "Ruhamá (Compadecida)." (Oseas 2:1)
Discutan con su madre, discutan, Porque ella no es mi mujer, y Yo no soy su marido; Que quite, pues, de su rostro sus prostituciones, Y sus adulterios de entre sus pechos;
No sea que Yo la desnude completamente Y la deje como el día en que nació, Y la ponga como un desierto, La reduzca a tierra seca Y la mate de sed. (Oseas 2:3)
Tampoco tendré compasión de sus hijos, Porque son hijos de prostitución, (Oseas 2:4)
Pues su madre se prostituyó; La que los concibió se deshonró, Porque dijo: 'Iré tras mis amantes, Que me dan mi pan y mi agua, Mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.' (Oseas 2:5)

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Oseas 2:2 - Referencia Cruzada

Tomaste además a tus hijos y a tus hijas que habías dado a luz para Mí, y se los sacrificaste como alimento. ¿Acaso eran poca cosa tus prostituciones, (Ezequiel 16:20)
Entonces dije acerca de aquélla que estaba consumida por sus adulterios: '¿Cometerán ahora fornicaciones con ella, estando ella así?' (Ezequiel 23:43)
Así dice el SEÑOR: "¿Dónde está esa carta de divorcio Con la que repudié a su madre? ¿O a cuál de Mis acreedores los vendí? Por causa de sus iniquidades ustedes fueron vendidos, Y por sus transgresiones fue repudiada su madre. (Isaías 50:1)
De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne. Aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no Lo conocemos así. (2 Corintios 5:16)
Sólo reconoce tu iniquidad, Pues contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, Has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso, Y no has obedecido Mi voz,' declara el SEÑOR. (Jeremías 3:13)
Dirás: 'Oigan la palabra del SEÑOR, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "Voy a traer tal calamidad sobre este lugar, que a todo el que oiga de ella le zumbarán los oídos. (Jeremías 19:3)
Pues su madre se prostituyó; La que los concibió se deshonró, Porque dijo: 'Iré tras mis amantes, Que me dan mi pan y mi agua, Mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.' (Oseas 2:5)
El SEÑOR me dijo en días del rey Josías: "¿Has visto lo que hizo la infiel Israel? Ella andaba sobre todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y allí se prostituía. (Jeremías 3:6)
Dios dice: "Si un hombre se divorcia de su mujer, Y ella se va de su lado Y llega a ser de otro hombre, ¿Volverá él a ella? ¿No quedará esa tierra totalmente profanada? Pues tú eres una ramera con muchos amantes, Y sin embargo, vuelves a Mí," declara el SEÑOR. (Jeremías 3:1)
Clama a voz en cuello, no te detengas. Alza tu voz como trompeta, Declara a Mi pueblo su transgresión Y a la casa de Jacob sus pecados. (Isaías 58:1)
Cuando por primera vez el SEÑOR habló por medio de Oseas, el SEÑOR le dijo: "Ve, toma para ti a una mujer ramera y ten con ella hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente, abandonando al SEÑOR." (Oseas 1:2)
¿Los juzgarás? ¿Los juzgarás, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres. (Ezequiel 20:4)
¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste! (Mateo 23:37)
Ustedes, que son tercos e incircuncisos de corazón y de oídos, resisten siempre al Espíritu Santo; como hicieron sus padres, así hacen también ustedes. (Hechos 7:51)
En toda cabecera de camino te edificaste tu lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura. Te entregaste a todo el que pasaba y multiplicaste tu prostitución. (Ezequiel 16:25)
Pero los hombres justos los juzgarán en el juicio de las adúlteras y en el juicio de las mujeres que derraman sangre, por ser ellas adúlteras y haber sangre en sus manos. (Ezequiel 23:45)
Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: 'Así dice el SEÑOR: "De ti recuerdo el cariño de tu juventud, Tu amor de novia, De cuando Me seguías en el desierto, Por tierra no sembrada. (Jeremías 2:2)