Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces miré, y vi una figura con aspecto de hombre; desde Sus lomos para abajo tenía la apariencia de fuego, y desde Sus lomos para arriba tenía la apariencia de un resplandor, como el aspecto de un metal refulgente. (Ezequiel 8:2)
Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos. (Ezequiel 8:3)
La gloria del Dios de Israel estaba allí, como la visión que yo había visto en la llanura. (Ezequiel 8:4)
Y Dios me dijo: "Hijo de hombre, levanta ahora tus ojos hacia el norte." Y levanté mis ojos hacia el norte, y vi que al norte de la puerta del altar, a la entrada estaba el ídolo de los celos.
Entonces El me dijo: "Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen éstos, las grandes abominaciones que comete aquí la casa de Israel para que Me aleje de Mi santuario? Pero aún verás mayores abominaciones." (Ezequiel 8:6)
Después me llevó a la entrada del atrio, y miré que había un agujero en el muro. (Ezequiel 8:7)
Y me dijo: "Hijo de hombre, cava ahora en el muro." Cavé en el muro, y tenía una entrada. (Ezequiel 8:8)

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Ezequiel 8:5 - Referencia Cruzada

Lo provocaron con sus lugares altos, Y despertaron Sus celos con sus imágenes talladas. (Salmos 78:58)
Y extendió algo semejante a una mano y me tomó por un mechón de mi cabello; y el Espíritu me alzó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, a la entrada de la puerta que mira al norte del atrio interior, allí donde estaba la morada del ídolo de los celos que provoca los celos. (Ezequiel 8:3)
Entonces el ángel que hablaba conmigo, salió y me dijo: "Alza ahora tus ojos y mira qué es esto que sale." (Zacarías 5:5)
Hermoso en su elevación, el gozo de toda la tierra Es el Monte Sion, en el extremo norte, La ciudad del gran Rey. (Salmos 48:2)
Alza tus ojos a las alturas desoladas y mira; ¿Dónde no te has prostituido? Junto a los caminos te sentabas para ellos Como el Arabe en el desierto. Has profanado la tierra Con tu prostitución y tu maldad. (Jeremías 3:2)
sino que pusieron sus abominaciones en la casa que es llamada por Mi nombre, profanándola. (Jeremías 32:34)