Nueva Biblia Latinoamericana
Tú oíste mi voz: "No escondas Tu oído a mi clamor, a mi grito de auxilio." (Lamentaciones 3:56)
Te acercaste el día que Te invoqué, Dijiste: "¡No temas!" (Lamentaciones 3:57)
Tú has defendido, oh Señor, la causa de mi alma, Tú has redimido mi vida. (Lamentaciones 3:58)
Tú has visto, oh SEÑOR, mi opresión, Juzga mi causa.
Has visto toda su venganza, Todas sus tramas contra mí. (Lamentaciones 3:60)
Has oído sus oprobios, oh SEÑOR, Todas sus tramas contra mí; (Lamentaciones 3:61)
Los labios de mis agresores y sus murmuraciones Están contra mí todo el día. (Lamentaciones 3:62)

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Lamentaciones 3:59 - Referencia Cruzada

Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham, y temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, ciertamente me hubieras enviado ahora con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi aflicción y la labor de mis manos, y anoche hizo justicia." (Génesis 31:42)
¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz Como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado ni me han prestado, Sin embargo todos me maldicen. (Jeremías 15:10)
Despierta y levántate para mi defensa Y para mi causa, Dios mío y Señor mío. (Salmos 35:23)
y quien cuando Lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga con justicia. (1 Pedro 2:23)
Entonces dijeron: "Vengan y tramemos planes contra Jeremías. Ciertamente la ley no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Vengan, vamos a herirlo con la lengua, y no hagamos caso a ninguna de sus palabras." (Jeremías 18:18)
Salmo de David. Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, Y en el SEÑOR he confiado sin titubear. (Salmos 26:1)
Salmo de David. Combate, oh SEÑOR, a los que me combaten; Ataca a los que me atacan. (Salmos 35:1)
Porque Tú has mantenido mi derecho y mi causa; Te sientas en el trono juzgando con justicia. (Salmos 9:4)
Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim. (Jeremías 37:1)
Me persuadiste, oh SEÑOR, y quedé persuadido; Fuiste más fuerte que yo y prevaleciste. He sido el hazmerreír cada día; Todos se burlan de mí. (Jeremías 20:7)
Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía; Líbrame del hombre engañoso e injusto. (Salmos 43:1)
Pero yo era como un cordero manso llevado al matadero, y no sabía que tramaban intrigas contra mí, diciendo: "Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que su nombre no se recuerde más." (Jeremías 11:19)