Tú oíste mi voz: "No escondas Tu oído a mi clamor, a mi grito de auxilio."
(Lamentations 3:56)Tú has defendido, oh Señor, la causa de mi alma, Tú has redimido mi vida.
(Lamentations 3:58)Tú has visto, oh SEÑOR, mi opresión, Juzga mi causa.
Los labios de mis agresores y sus murmuraciones Están contra mí todo el día.
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Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham, y temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, ciertamente me hubieras enviado ahora con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi aflicción y la labor de mis manos, y anoche hizo justicia."
(Genesis 31:42)¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz Como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado ni me han prestado, Sin embargo todos me maldicen.
(Jeremiah 15:10)Despierta y levántate para mi defensa Y para mi causa, Dios mío y Señor mío.
(Psalm 35:23)y quien cuando Lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga con justicia.
(1 Peter 2:23)Entonces dijeron: "Vengan y tramemos planes contra Jeremías. Ciertamente la ley no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Vengan, vamos a herirlo con la lengua, y no hagamos caso a ninguna de sus palabras."
(Jeremiah 18:18)Salmo de David. Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, Y en el SEÑOR he confiado sin titubear.
(Psalm 26:1)Salmo de David. Combate, oh SEÑOR, a los que me combaten; Ataca a los que me atacan.
(Psalm 35:1)Porque Tú has mantenido mi derecho y mi causa; Te sientas en el trono juzgando con justicia.
(Psalm 9:4)Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim.
(Jeremiah 37:1)Me persuadiste, oh SEÑOR, y quedé persuadido; Fuiste más fuerte que yo y prevaleciste. He sido el hazmerreír cada día; Todos se burlan de mí.
(Jeremiah 20:7)Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía; Líbrame del hombre engañoso e injusto.
(Psalm 43:1)Pero yo era como un cordero manso llevado al matadero, y no sabía que tramaban intrigas contra mí, diciendo: "Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que su nombre no se recuerde más."
(Jeremiah 11:19)