Nueva Biblia Latinoamericana
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Ve y habla a Sedequías, rey de Judá, y dile: "Así dice el SEÑOR: 'Yo entrego esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. (Jeremías 34:2)
Tú no escaparás de su mano, sino que ciertamente serás capturado y entregado en su mano. Tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y él te hablará cara a cara, y a Babilonia irás.'"' (Jeremías 34:3)
Sin embargo oye la palabra del SEÑOR, oh Sedequías, rey de Judá. Así dice el SEÑOR acerca de ti: 'No morirás a espada; (Jeremías 34:4)
en paz morirás. Como quemaron especias por tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así quemarán especias por ti, y con "¡Ay, señor!" harán lamento por ti.' Porque Yo he hablado la palabra," declara el SEÑOR.
Entonces el profeta Jeremías habló a Sedequías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén (Jeremías 34:6)
mientras el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén y contra todas las ciudades que quedaban en Judá, es decir, Laquis y Azeca, pues sólo éstas quedaban como ciudades fortificadas entre las ciudades de Judá. (Jeremías 34:7)
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, después que el rey Sedequías había hecho un pacto con todo el pueblo que había en Jerusalén para proclamarles libertad: (Jeremías 34:8)

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Jeremías 34:5 - Referencia Cruzada

El aliento de nuestras vidas, el ungido del SEÑOR, Fue atrapado en sus fosos, Aquél de quien habíamos dicho: "A su sombra Viviremos entre las naciones." (Lamentaciones 4:20)
Por tanto, te reuniré con tus padres y serás recogido en tu sepultura en paz, y tus ojos no verán todo el mal que Yo voy a traer sobre este lugar."'" Y llevaron la respuesta al rey. (2 Reyes 22:20)
Te reuniré con tus padres y serás recogido en tu sepultura en paz, y tus ojos no verán todo el mal que Yo voy a traer sobre este lugar y sobre sus habitantes."'" Y llevaron la respuesta al rey. (2 Crónicas 34:28)
Vivo Yo,' declara el Señor DIOS 'que ciertamente en la tierra del rey que lo puso en el trono, cuyo juramento despreció y cuyo pacto rompió, allí, en medio de Babilonia, morirá. (Ezequiel 17:16)
Lo sepultaron en el sepulcro que él había excavado para sí en la ciudad de David, y lo pusieron sobre el lecho que él había llenado de especias de varias clases, mezcladas según el arte de los perfumistas. Además le encendieron una hoguera muy grande. (2 Crónicas 16:14)
Con el correr del tiempo, después de dos años, los intestinos se le salieron a causa de su enfermedad, y murió con grandes dolores. Su pueblo no le encendió una hoguera como la hoguera que habían encendido por sus padres. (2 Crónicas 21:19)
Por tanto, así dice el SEÑOR acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá: "No llorarán por él: '¡Ay, hermano mío!' o '¡Ay, hermana!' No llorarán por él: '¡Ay, señor!' o '¡Ay, su gloria!' (Jeremías 22:18)
Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes e incienso. (Daniel 2:46)