Nueva Biblia Latinoamericana
Por tanto, ciertamente me olvidaré de ustedes y los echaré de Mi presencia, junto con la ciudad que les di a ustedes y a sus padres; (Jeremías 23:39)
y pondré sobre ustedes oprobio eterno y humillación eterna que nunca será olvidada." (Jeremías 23:40)
Después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a los oficiales de Judá junto con los artesanos y herreros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia, el SEÑOR me mostró dos cestas de higos colocadas delante del templo del SEÑOR. (Jeremías 24:1)
Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.
Entonces el SEÑOR me dijo: "¿Qué ves, Jeremías?" Yo dije: "Higos; los higos buenos son muy buenos, pero los malos son muy malos, que de podridos no se pueden comer." (Jeremías 24:3)
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: (Jeremías 24:4)
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que Yo he echado de este lugar a la tierra de los Caldeos. (Jeremías 24:5)

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Jeremías 24:2 - Referencia Cruzada

Como uvas en el desierto hallé a Israel; Como las primicias de la higuera en su primera cosecha vi a sus padres. Pero fueron a Baal Peor y se consagraron a la vergüenza, Y se hicieron tan abominables como lo que amaban. (Oseas 9:10)
¿Qué más se puede hacer por Mi viña, Que Yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, cuando esperaba que produjera uvas buenas, Produjo uvas silvestres? (Isaías 5:4)
Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que Yo he echado de este lugar a la tierra de los Caldeos. (Jeremías 24:5)
Ciertamente, la viña del SEÑOR de los ejércitos es la casa de Israel, Y los hombres de Judá Su plantío delicioso. El esperaba equidad, pero hubo derramamiento de sangre; Justicia, pero hubo clamor. (Isaías 5:7)
¡Ay de mí!, porque soy Como los recogedores de frutos de verano, como los rebuscadores en la vendimia. No hay racimo de uvas que comer, Ni higo temprano que tanto deseo. (Miqueas 7:1)
así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Yo envío contra ellos la espada, el hambre y la pestilencia, y los pondré como higos reventados que de podridos no se pueden comer. (Jeremías 29:17)
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. (Mateo 5:13)
Hijo de hombre, ¿en qué es mejor la madera de la vid que cualquier otra rama de árbol que haya entre los árboles del bosque? (Ezequiel 15:2)
Pero ustedes lo profanan, cuando dicen: 'La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento despreciable.'" (Malaquías 1:12)