Por el SEÑOR son ordenados los pasos del hombre, ¿Cómo puede, pues, el hombre entender su camino?
(Proverbios 20:24)
Lazo es para el hombre decir a la ligera: "Es santo," Y después de los votos investigar.
(Proverbios 20:25)
El rey sabio avienta a los impíos, Y hace pasar la rueda de trillar sobre ellos.
(Proverbios 20:26)
Lámpara del SEÑOR es el espíritu del hombre Que escudriña lo más profundo de su ser.
Lealtad y verdad guardan al rey, Y por la justicia sostiene su trono.
(Proverbios 20:28)
La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la honra de los ancianos, sus canas.
(Proverbios 20:29)
Los azotes que hieren limpian del mal, Y los golpes llegan a lo más profundo del cuerpo.
(Proverbios 20:30)
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Proverbios 20:27 - Referencia Cruzada
En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El
(1 Juan 3:19)
Pero hay un espíritu en el hombre, Y el soplo del Todopoderoso (Shaddai) le da entendimiento.
(Job 32:8)
Más bien hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios.
(2 Corintios 4:2)
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir (juzgar) los pensamientos y las intenciones del corazón.
(Hebreos 4:12)
Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
(1 Corintios 2:11)
Porque muestran la obra de la Ley escrita en sus corazones, su conciencia dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos,
(Romanos 2:15)
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
(Génesis 2:7)
Los azotes que hieren limpian del mal, Y los golpes llegan a lo más profundo del cuerpo.
(Proverbios 20:30)