Nueva Biblia Latinoamericana
Ella dio a luz un hijo, y Moisés le puso por nombre Gersón, porque dijo: "Peregrino soy en tierra extranjera." (Éxodo 2:22)
Pasado mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los Israelitas gemían a causa de la servidumbre, y clamaron. Su clamor subió a Dios, a causa de su servidumbre. (Éxodo 2:23)
Dios oyó su gemido y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. (Éxodo 2:24)
Dios miró a los Israelitas y los tuvo en cuenta.
Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto y llegó a Horeb, el monte de Dios. (Éxodo 3:1)
Y el ángel del SEÑOR se le apareció en una llama de fuego, en medio de una zarza. Al fijarse Moisés, vio que la zarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía. (Éxodo 3:2)
Entonces Moisés dijo: "Me acercaré ahora para ver esta maravilla (gran visión), por qué la zarza no se quema." (Éxodo 3:3)

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Éxodo 2:25 - Referencia Cruzada

Echa sobre el SEÑOR tu carga, y El te sustentará; El nunca permitirá que el justo sea sacudido. (Salmos 55:22)
Entonces les declararé: 'Jamás los conocí; APARTENSE DE MI, LOS QUE PRACTICAN LA INIQUIDAD.' (Mateo 7:23)
Se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no había conocido a José, (Éxodo 1:8)
Quizá el SEÑOR mire mi aflicción y me devuelva bien por su maldición de hoy." (2 Samuel 16:12)
Cantará él a los hombres y dirá: 'He pecado y pervertido lo que es justo, Y no es apropiado para mí. (Job 33:27)
Y el SEÑOR dijo: "Ciertamente he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. (Éxodo 3:7)
Entonces hizo voto y dijo: "Oh SEÑOR de los ejércitos, si Te dignas mirar la aflicción de Tu sierva, Te acuerdas de mí y no Te olvidas de Tu sierva, sino que das un hijo a Tu sierva, yo lo dedicaré al SEÑOR por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza." (1 Samuel 1:11)
Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos, Pero el camino de los impíos perecerá. (Salmos 1:6)
El pueblo creyó, y al oír que el SEÑOR había visitado a los Israelitas y había visto su aflicción, se postraron y adoraron. (Éxodo 4:31)
Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres." (Lucas 1:25)