Nueva Biblia Latinoamericana
Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Para el director del coro; sobre Mahalat Leannot. Masquil de Hemán el Ezraíta. Oh SEÑOR, Dios de mi salvación, De día y de noche he clamado delante de Ti. (Salmos 88:1)
Llegue mi oración a Tu presencia; Inclina Tu oído a mi clamor. (Salmos 88:2)
Porque mi alma está llena de males, Y mi vida se ha acercado al Seol. (Salmos 88:3)
Soy contado entre los que descienden a la fosa; He llegado a ser como hombre sin fuerza,
Abandonado entre los muertos; Como los caídos a espada que yacen en el sepulcro, De quienes ya no Te acuerdas, Y que han sido arrancados de Tu mano. (Salmos 88:5)
Me has puesto en la fosa más profunda, En lugares tenebrosos, en las profundidades. (Salmos 88:6)
Ha reposado sobre mí Tu furor, Y me has afligido con todas Tus olas. (Selah) (Salmos 88:7)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 88:4":

Samuel Acevedo
Dios mío, por qué me has desamparado?
El pastor habla sobre cómo sentir la presencia de Dios y confiar en su guía y protección, incluso en momentos de sentirse perdido y abandonado.


Dr. Roberto Miranda
Espera al Señor pacientemente
Aprende a esperar pacientemente en Dios y mantener tu fe y confianza en Él, a pesar de las pruebas y dificultades que enfrentes. Sé fiel a Él y otros verán tu testimonio y confiarán en Dios.


Salmos 88:4 - Referencia Cruzada

¿Qué provecho hay en mi sangre (mi muerte) si desciendo al sepulcro? ¿Acaso Te alabará el polvo? ¿Anunciará Tu fidelidad? (Salmos 30:9)
entonces te haré descender con los que descienden a la fosa, con el pueblo de antaño. Te haré habitar en las profundidades de la tierra, como las antiguas ruinas, con los que descienden a la fosa, para que no seas habitada; y pondré gloria en la tierra de los vivientes. (Ezequiel 26:20)
Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. (Romanos 5:6)
Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, Soy semejante a un vaso roto. (Salmos 31:12)
De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, (2 Corintios 1:9)
Por causa de mi bienestar tuve gran amargura. Eres Tú quien ha guardado mi alma del abismo de la nada, Porque echaste tras Tus espaldas todos mis pecados. (Isaías 38:17)
Descendí hasta las raíces de los montes, La tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre; Pero Tú sacaste de la fosa mi vida, oh SEÑOR, Dios mío. (Jonás 2:6)
Respóndeme pronto, oh SEÑOR, porque mi espíritu desfallece; No escondas de mí Tu rostro, Para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura. (Salmos 143:7)
Salmo de David. A Ti clamo, oh SEÑOR; Roca mía, no seas sordo para conmigo, No sea que si guardas silencio hacia mí, Venga a ser semejante a los que descienden a la fosa. (Salmos 28:1)
Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes. (2 Corintios 13:4)
Mi espíritu está quebrantado, mis días extinguidos, El sepulcro está preparado para mí. (Job 17:1)
Porque afligido y necesitado estoy, Y mi corazón está herido dentro de mí. (Salmos 109:22)