Nueva Biblia Latinoamericana
Me he convertido en extraño para mis hermanos, Y en extranjero para los hijos de mi madre. (Salmos 69:8)
Porque el celo por Tu casa me ha consumido, Y los insultos de los que Te injurian han caído sobre mí. (Salmos 69:9)
Cuando lloraba afligiendo con ayuno mi alma, Eso se convirtió en afrenta para mí. (Salmos 69:10)
Cuando hice de cilicio mi vestido, Me convertí en proverbio para ellos.
Hablan de mí los que se sientan a la puerta, Y soy la canción de los borrachos. (Salmos 69:12)
Pero yo elevo a Ti mi oración, oh SEÑOR, en tiempo propicio; Oh Dios, en la grandeza de Tu misericordia, Respóndeme con Tu verdad salvadora. (Salmos 69:13)
Sácame del cieno y no dejes que me hunda; Sea yo librado de los que me odian, y de lo profundo de las aguas. (Salmos 69:14)

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Salmos 69:11 - Referencia Cruzada

Y vendrás a ser motivo de horror, proverbio y burla entre todos los pueblos donde el SEÑOR te lleve. (Deuteronomio 28:37)
En aquel tiempo el SEÑOR habló por medio de Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: "Ve y quítate el cilicio de tus lomos, y desata las sandalias de tus pies." Así lo hizo Isaías, y anduvo desnudo y descalzo. (Isaías 20:2)
Los haré motivo de espanto y de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré. (Jeremías 24:9)
entonces cortaré a Israel de sobre la superficie de la tierra que les he dado; y la casa que he consagrado a Mi nombre la echaré de Mi presencia, e Israel se convertirá en refrán y escarnio entre todos los pueblos. (1 Reyes 9:7)
Nos haces el oprobio de nuestros vecinos, Escarnio y burla de los que nos rodean. (Salmos 44:13)
Cíñanse de cilicio , Y laméntense, sacerdotes; Giman, ministros del altar. Vengan, pasen la noche ceñidos de cilicio, Ministros de mi Dios, Porque sin ofrenda de cereal y sin libación Ha quedado la casa de su Dios. (Joel 1:13)
Porque El me ha hecho burla del pueblo, Y soy uno a quien los hombres escupen. (Job 17:6)
Laméntate como virgen ceñida de cilicio Por el esposo de su juventud. (Joel 1:8)
Por eso aquel día, el Señor, DIOS de los ejércitos, los llamó a llanto y a lamento, A raparse la cabeza y a vestirse de cilicio. (Isaías 22:12)
Pero yo, cuando ellos estaban enfermos, vestía de cilicio; Humillé mi alma con ayuno, Y mi oración se repetía en mi pecho. (Salmos 35:13)