Pues el necesitado no será olvidado para siempre, Ni la esperanza de los afligidos perecerá eternamente.
(Salmos 9:18)
Levántate, oh SEÑOR; no prevalezca el hombre; Sean juzgadas las naciones delante de Ti.
(Salmos 9:19)
Pon temor en ellas, oh SEÑOR; Aprendan las naciones que no son más que hombres. (Selah)
(Salmos 9:20)
¿Por qué, oh SEÑOR, Te mantienes alejado, Y Te escondes en tiempos de tribulación?
Con arrogancia el impío acosa al afligido; ¡Que sea atrapado en las trampas que ha preparado!
(Salmos 10:2)
Porque del deseo de su corazón se gloría el impío, Y el codicioso maldice y desprecia al SEÑOR.
(Salmos 10:3)
El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios . Todo su pensamiento es: "No hay Dios."
(Salmos 10:4)
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Salmos 10:1 - Referencia Cruzada
No escondas Tu rostro de mí; No rechaces con ira a Tu siervo; Tú has sido mi ayuda. No me abandones ni me desampares, Oh Dios de mi salvación.
(Salmos 27:9)
Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré, compuesto para Alamot. Cántico. Dios es nuestro refugio y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
(Salmos 46:1)
Tú, esperanza de Israel, Salvador suyo en tiempo de angustia, ¿Por qué has de ser como extranjero en la tierra, O como caminante que ha plantado su tienda para pasar la noche?
(Jeremías 14:8)
Para el director del coro. Salmo de David. ¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu rostro?
(Salmos 13:1)
¿Por qué escondes Tu rostro Y me consideras Tu enemigo?
(Job 13:24)
Cuando está quieto, ¿quién puede condenarlo?; Y cuando esconde Su rostro, ¿quién puede contemplarlo?; Esto es, tanto nación como hombre,
(Job 34:29)
¿Por qué escondes Tu rostro Y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión?
(Salmos 44:24)
Cuando se manifiesta a la izquierda, no Lo distingo, Se vuelve a la derecha, y no Lo veo.
(Job 23:9)
Oh SEÑOR, con Tu favor has hecho que mi monte permanezca fuerte; Tú escondiste Tu rostro, fui conturbado.
(Salmos 30:7)
Para el director del coro; sobre ajelet Hasahar. Salmo de David. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?
(Salmos 22:1)
¿Por qué, SEÑOR, rechazas mi alma? ¿Por qué escondes de mí Tu rostro?
(Salmos 88:14)