Una mirada interior a la amargura
Faustino de Jesús Zamora VargasHay un fantasma 'visible' que ronda las iglesias. Se detiene, se alza y contagia como una plaga a los corazones sencillos y a las almas susceptibles a la envidia y el celo. Se instala y señorea, derriba a siervos bendecidos y conmueve aun a púlpitos bien parados. Es una ola grande, como tsunami
que pretende arrasar con toda la belleza del cuerpo de Cristo. Precisamos fuertes muros de contención para detenerla. Es impresentable y fría, divide y enferma porque, por lo general, se ciñe atuendos del color de la venganza. Es su color preferido. Dice Dios que es tan digna de lástima, y se cree tan autosuficiente, que rechaza hasta Su gracia. No tengo el gusto de presentarles a la amargura.