Misterios de Dios
Alberto González MuñozJosé fue el único hijo de un pastor evangélico. Creció corriendo en los salones de la iglesia, escuchando predicar a su padre y observando las oraciones de su madre. De niño asistió semanalmente a la escuela dominical y se educó en un famoso colegio presbiteriano.
Al igual que mi padre y muchos más, José abandonó la fe en los primeros años de su juventud. Cuando le conocí ya era adulto y desconocía su historia personal. Para mí, él era un hombre de bien, estudioso y amante de la historia, muy de su casa y su familia, pero se declaraba totalmente incrédulo.