Los procesos de sanidad que tienen que darse en nosotros
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de entender que la vida es difícil y que pasaremos por tiempos de dificultad y dolor. Él enfatiza que la diferencia entre los cristianos y los no cristianos no es que los cristianos no pasen por tribulaciones, sino cómo las procesamos y pasamos a través de ellas.
El pastor menciona que el sufrimiento puede ser un instrumento quirúrgico usado por Dios para llevarnos a la felicidad, y que cuando miramos el dolor a través de los lentes de la Escritura y usamos herramientas bíblicas, podemos procesarlo de manera más saludable y salir más fuertes y más parecidos a Cristo.
Luego, el pastor se enfoca en el ejemplo del profeta Elías en Primera de Reyes, capítulo 19, quien después de una gran victoria sobre los profetas falsos de Baal, se sintió desesperado y solitario cuando Jezabel le amenazó de muerte. El pastor destaca que incluso un gran hombre de Dios como Elías experimentó emociones similares a las nuestras y que Dios puede usar a personas imperfectas para hacer grandes cosas.
En este pasaje de la Biblia, se narra la historia de Elías, un profeta que se encuentra en una crisis emocional después de su gran triunfo en el enfrentamiento con los profetas de Baal. Dios permite que Elías entre en esta crisis para llevarlo a otro nivel de capacidad espiritual y de sanidad personal. Dios quería que Elías tuviera paz, que tuviera gozo, y descansara también, porque todo para Elías era ministerio, lucha, pelea, conflicto con gente que no amaba al Reino de Dios. Dios quería enriquecerlo, bendecirlo y mostrarle un aspecto de Dios que Elías no conocía. En resumen, Dios usa experiencias dolorosas para tratarnos y trabajar con nuestras debilidades, como lo hizo con Elías.
Elías estaba agotado después de una experiencia difícil y necesitaba un descanso. Dios le permitió tener un sueño reparador y le dio comida y agua. Esto fue un acto de ternura y Dios quería servir a Elías. También necesitaba una sanidad psicológica y Dios lo llevó a una cueva para prepararlo para una experiencia cúspide. Dios le preguntó "¿Qué haces aquí, Elías?" para sacar algo que Elías se estaba escondiendo. A través de tres manifestaciones poderosas, viento, terremoto y fuego, Dios quería mostrarle a Elías un aspecto diferente de sí mismo, el lado misericordioso y compasivo. Finalmente, Dios se manifestó en un silbido suave y apacible y Elías supo discernir su presencia. A veces, Dios está en el silencio y la quietud, y es importante discernir su presencia en lugar de dejarse engañar por el ruido y los artificios humanos.
Elías aprendió a discernir la presencia de Dios en el silbido suave y apacible. Después de su experiencia en el desierto y la cueva, Elías salió purificado, más conocedor de sus propias insuficiencias y debilidades como hombre. Dios quiere revelarse a nosotros en toda su dimensión y enseñarnos aspectos de sí mismo y de nosotros mismos que no conoceríamos de otra manera. Si estamos pasando por tribulaciones, debemos preguntarnos qué está cumpliendo Dios a través de ellas y qué quiere hacer en nosotros. Debemos acostumbrarnos a discernir la presencia de Dios y no dejarnos engañar por artimañas humanas.Vamos a la palabra del Señor, quiero compartir con ustedes esta mañana, continuando con nuestro tema sobre vidas abundantes, vidas felices, vidas sanas, vidas saludables, sobre todo los procesos de sanidad que tienen que darse en nosotros. Y en el futuro quiero ser más específico inclusive acerca de diferentes temas como la depresión, la ansiedad, las ataduras mentales, todo este tipo de cosas. Va a ser una larga serie, pero por medio de todos esos temas en realidad estamos tratando mucho con la escritura y estamos en el centro mismo, en el corazón mismo de la vida cristiana.
Pero de nuevo, siempre manteniéndose enfocado en ese llamado de Dios a ser gente saludable, gente sana, en medio de un mundo hostil y que muchas veces milita en contra de nuestra sanidad y que tenemos que bregar con las luchas, las dificultades, los problemas, los dolores de la vida, las enfermedades, los reversos económicos, pero a pesar de todo eso, como dice Pablo, “en todas estas cosas –no fuera de ellas, sino en ellas– somos más que vencedores.”