Dánoslo hoy
Dr. Roberto MirandaSe requiere mucha fe para pedirle a Dios un milagro específico e identificable, que requiera una respuesta verificable en el tiempo y el espacio. Muchas veces nuestras oraciones son genéricas y vagas, secretamente proveyéndole al Señor (¡o a nosotros!) una salida más o menos honrosa en caso de que no se dé el milagro que pedimos. Por medio de un lenguaje sutil, estiramos el marco de tiempo en que se podrá dar la contestación, abrimos espacio para una respuesta en el plano natural, o añadimos “si es tu voluntad”, ¡por si las moscas! En última instancia, esto representa un acto de leve cobardía espiritual, y todos caemos en esa práctica en algún momento u otro.
Con esto no queremos decir que no reconozcamos la soberanía del Señor, o que pretendamos forzarlo a responder a nuestras oraciones de una sola manera. Nos referimos, más bien, a esas ocasiones en que este tipo de “cláusula de escape” se origina en una falta de fe de nuestra parte, en una duda sobre si Dios verdaderamente todavía hace milagros.