El cuerpo de Cristo somos todos
Faustino de Jesús Zamora VargasRESUMEN:
La misión de la iglesia es trabajar con Dios para transformar vidas en Cristo y extender el Reino. Sin embargo, a veces las interpretaciones personales o denominacionales del evangelio se convierten en frenos y obstáculos para cumplir esta misión. Las diferencias y las disensiones entre los cristianos quiebran las virtudes del Evangelio, que anuncia la reconciliación. Debemos vivir decentemente, sin envidias ni rivalidades, considerando al otro como más importante que a nosotros mismos. Todos los que trabajan en el nombre de Cristo por la extensión del Reino están en el mismo equipo. Necesitamos crecer en Cristo, mirar su estatura y desear llegar hasta Él en santidad. Para saborear la miel de la victoria en Cristo, todos debemos subirnos al mismo tren: el de la unidad, la piedad, el amor al prójimo, el conocimiento del Señor, la tolerancia y el respeto mutuos y el sometimiento al otro en el amor. La verdad absoluta es Cristo y todos somos un solo cuerpo.Hay algunas cosas que el Señor no puede hacer por ti. Una de ellas es proclamar su mensaje. El mensaje de reconciliación de Dios con los hombres trasciende los muros de la necesidad y se convierte en deber irrenunciable. Es cuestión de vida o muerte.
Un clérigo del pasado dijo en cierta ocasión: “No es suficiente que yo crea en Dios, si mi prójimo no cree en Él”. Esta es una declaración que tiene sentido para el cristiano. El más grande empeño del hombre y la mujer cristianos es buscar a Dios y hacer que otros también lo hagan. “Buscad al Señor y su fortaleza; buscad su rostro continuamente” (1 Cr 16:11). Eso es conformarnos nosotros mismos a la voluntad de Dios, a la comisión a la que hemos sido llamados, aunque tengamos que encarnar los sufrimientos y los padecimientos de nuestro Salvador.