Dios no te da lo que tú quieres sino lo que tú necesitas
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este sermón, el pastor habla sobre cómo superar las tragedias y pérdidas de la vida a través de la perspectiva correcta y de la nobleza. Utiliza la historia de Ruth y Noemí en el Libro de Ruth para ilustrar su punto. La historia comienza con una tragedia en la que Noemí pierde a su esposo y a sus dos hijos en una tierra extranjera. Noemí y sus nueras, Ruth y Orfa, deciden regresar a Belén. Orfa decide quedarse en Moab, pero Ruth decide quedarse con Noemí y hacer un juramento de lealtad.
El pastor destaca la nobleza de Ruth y cómo su generosidad y determinación son una lección para todos nosotros. También enfatiza que las tragedias y pérdidas de la vida no siempre son el resultado de estar fuera de la voluntad de Dios, sino que pueden ser parte del plan de Dios para bendecirnos y fortalecernos. En resumen, el pastor alienta a los oyentes a adoptar una perspectiva bíblica sobre el sufrimiento y la pérdida, y a encontrar la nobleza y la generosidad en medio de las pruebas de la vida.
El Libro de Rut es un ejemplo de cómo el dolor y la pérdida pueden llevar a la restauración y al crecimiento espiritual. Ruth y Noemí deciden encarar su situación y buscar soluciones en vez de quedarse lamentando su pérdida en Moab. Regresan a Belén, donde está la Palabra de Dios y la oración, y donde encuentran solución y prosperidad. Dios está obrando en medio de su dolor y pérdida para llevarlas a un final glorioso y bendecido, como antepasados de Jesús. Noemí inserta a Dios en su drama, lo que la libra de secarse y esterilizarse. Mantener a Dios en el centro de nuestras luchas y tragedias nos da una altura y una nobleza que no tendrían si sólo las viviéramos al ras del suelo.
El mantener a Dios en el centro de nuestra perspectiva de vida es clave, incluso si nuestra teología está errada. Cuando incluimos a Dios en nuestras luchas, redimimos y damos nobleza a nuestros dolores y tragedias. El testigo más sublime de nuestro drama es Dios, quien vive y mira con nosotros lo que estamos pasando. La oración es vital para cambiar nuestra perspectiva, renovar nuestra visión y llenarnos de ánimo. La oración también transforma y es un ejercicio en perspectiva. Mantener a Dios en el centro de nuestra narración nos permite ver el oro escondido en nuestras tragedias. Dios puede usar el dolor y las pérdidas en nuestras vidas para algo que quizás no entendamos, pero es bueno. Dios siempre está presente y es un Dios generoso, compasivo y bueno.He predicado acerca del Libro de Ruth y de algunos principios que este Libro encierra, y lo quiero hacer ahora a la luz del tema que hemos estado tratando, y creo que si Dios no me indica lo contrario, va a ser el segundo y último sermón dentro de esta serie más grande sobre el dolor, sobre las pruebas y los sufrimientos, y cómo podemos relacionarnos con el dolor y el sufrimiento que es parte de este mundo y parte de la experiencia de los hijos de Dios, en una forma positiva; verlo de la manera correcta desde la perspectiva correcta, encarar el dolor, encarar las tragedias, las pérdidas, los contratiempos, los fracasos de la vida en una forma bíblica, en una forma espiritual entendiendo que es algo que es parte de la experiencia humana y que Dios muchas veces usa los contratiempos, los fracasos, los sufrimientos de la vida, los desiertos de la vida para bendecirnos y mejorarnos, y fortalecernos, y llevarnos a otro nivel de calidad de vida.
Inclusive es el instrumento de Dios para que podamos ser verdaderamente felices en el futuro. Si recibimos la prueba y el dolor en una forma correcta bíblicamente, si lo vemos a través de los ojos de Dios y de Su Palabra, si nos relacionamos con los desiertos de la vida en una forma correcta inclusive el dolor puede ser un instrumento para la felicidad futura nuestra, puede ser un instrumento para ser más livianos al final del proceso, recordando la Palabra del apóstol Pablo ¿no? de que nos despojemos del pecado y del peso que nos asedia para que corramos con ligereza la carrera de la fe que es la carrera de la vida.