Contendamos por nuestra fe con gracia y amor
Dr. Roberto MirandaIndudablemente, la influencia social y política de la Iglesia a través de la historia, en la medida en que se ha ceñido a los valores de la palabra de Dios, ha sido benévola y humanizadora. Solo hay que observar la diferencia entre los países que históricamente se han desarrollado bajo la influencia del cristianismo, y aquellos que han evolucionado bajo la tutela de otros sistemas religiosos. Pero en muchas ocasiones, la Iglesia ha manejado muy mal la autoridad. Ha traído vergüenza y escándalo al nombre de Jesucristo cuando ha usado su poder para oprimir a otros y enriquecerse ilegítimamente.
Por todas estas razones, hay que proceder con mucha sobriedad y cautela cuando abogamos a favor de una mayor integración entre Iglesia y gobierno, o cuando nos frustramos ante la resistencia de tantos hacia la idea de un gobierno cristiano en nuestros países. En cierta medida, la culpa de esa actitud sospechosa hacia la Iglesia de parte de tanta gente moderna cae a los pies de la Iglesia misma, por su comportamiento inconsistente y pecaminoso a través de los siglos cuando ha manejado el poder político.