Resurrección (Juan 11)
Dr. Roberto MirandaRESUMEN:
En este día de Resurrección, debemos meditar en el Cristo de la Resurrección y cómo su triunfo tiene implicaciones positivas en nuestras vidas. En el relato de Juan XI, vemos cómo Marta y María acuden a Jesús en el momento de la necesidad y cómo su relación previa les da confianza para pedir ayuda. Es importante tener una relación de intimidad con Cristo en los tiempos buenos para poder acudir a él en los tiempos de crisis. La resurrección de Cristo nos habla de victoria sobre las adversidades, sanidad, poder, consejo en momentos de dificultades y expectativa de vida eterna. La intersección es un gran recurso que tenemos como cristianos y la oración es poderosa. Debemos buscar a Cristo primero en todas las situaciones y cultivar una relación con él todos los días de nuestra vida.
En este pasaje de la Biblia, Jesús espera dos días antes de ir a ver a Lázaro, quien estaba enfermo y finalmente murió. Jesús sabía que la enfermedad y la muerte de Lázaro eran para la gloria de Dios y para mostrar su poder resucitador. La perspectiva de Jesús era divina, mientras que la perspectiva de los discípulos y de Marta y María era humana y temerosa. Jesús les dice a los discípulos que no tengan miedo y que miren la vida a través de sus ojos, donde no hay problema que no pueda ser resuelto. El Señor ve la muerte como un sueño, mientras que los demás lo ven como algo terminal. La lección aquí es que debemos buscar a Dios en los buenos tiempos y en los malos, y confiar en que Él puede resolver cualquier problema que enfrentemos.
El mensaje de la resurrección de Cristo es que la muerte no tiene significado para aquellos que creen en él. Para los discípulos, la muerte era algo terminante, pero para el Señor era algo leve. Como cristianos, debemos llenar nuestra mirada y corazón del valor que Cristo infunde para no temerle a la muerte. En Cristo, la muerte es solo un umbral para una nueva vida más perfecta con Dios. Debemos pedirle a Dios que nos dé fortaleza espiritual y que nos unja con su espíritu para no temerle a la muerte. Cristo quiere intervenir en nuestra vida y resolver cualquier situación en la que nos encontremos. No hay problema en nuestra vida que Cristo no pueda resolver. Es necesario tener una relación personal con Jesús para poder enfrentar la vida con confianza y no temer a la muerte. Debemos visualizar a Cristo resucitado y establecer la conexión con el Reino de los Cielos a través de él. Debemos dar un paso de fe para poner nuestra mano en la mano del Señor. La confesión tiene gran poder en el mundo del espíritu, por lo que debemos confesar a Cristo con nuestra boca y recibir la victoria en él.
Repita conmigo esta oración: "Señor Jesús, te recibo como mi salvador y reconozco mis pecados. Rompo toda relación con Satanás y me afilio al reino de los cielos. Entra en mi corazón y establece tu trono dentro de mí. Me declaro libre de toda maldición y pecado por la sangre de Jesús. Te serviré todos los días de mi vida y contigo venceré en toda dificultad. Gracias, Cristo, por la victoria. Amen."En este día de resurrección nosotros queremos meditar en el Cristo de la Resurrección, queremos meditar en el hecho de que tu y yo podemos vivir en ese triunfo de la Resurrección y aquí vemos al Señor anticipadamente dando muestras de lo que iba a significar su Resurrección y las implicaciones positivas que eso iba a tener en la vida de todos los seguidores de Cristo.
Juan XI: Vamos a leer algunos versículos y allí entraremos más de lleno en el relato. Dice el versículo 1: Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo fue la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con sus cabellos. Enviaron pues las hermanas para decir a Jesús “Señor he aquí el que amas, está enfermo.”