¡Seamos luz!
Fanny RodríguezDespués de una tormenta en Boston, me dirigía a la iglesia mientras observaba cómo todos los autos estaban cubiertos de sal y barro que se levantaba al pasar otros vehículos. Sabía que mi propio auto también lucía sucio. Mientras esperaba en un semáforo en rojo, vi un auto que estaba completamente limpio y destacaba entre los demás. Era evidente que lo habían lavado recientemente. Además, era de color blanco, lo que lo hacía aún más notable.
Todos los autos, el que estaba a mi izquierda, mi derecha, delante de mi, y detrás del auto blanco, todos estaban tan sucios que ese auto limpio sobresalía y brillaba. Entonces pensé en el llamado del Señor a nuestras vidas a ser la luz del mundo en medio de tinieblas.