¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?
Mick Da Silva(Audio: Español)
Tengo un pasaje que Dios puso en mi como para compartir en esta noche, Isaías, capítulo 6, y vamos a leer solamente de versículo 1 hasta el versículo 8: “…En el año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno tenía seis alas, con dos cubrían su rostro, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces diciendo, “Santo, santo, santo Jehová de los Ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria.” Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba y la casa se llenó de humo. Entonces dije, “Ay de mí, que soy muerto, porque siendo hombre inmundo de labios y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey de los Ejércitos.” Y voló hacia mí uno de los serafines teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas y tocando con él mi boca dijo, “He aquí que esto tocó tus labios y es quitada tu culpa y limpio tu pecado.” Después oí la voz del Señor que decía, “A quién enviaré y quién irá por nosotros?” Entonces respondí yo, “Heme aquí, envíame a mí.”
Amén, gloria a Dios. Hermanos, Isaías estaba viviendo uno de los momentos más cruciales de su vida, de la historia. Isaías estaba viviendo un momento de crisis. El capítulo 1 de Isaías, el propio libro, describe una nación en dificultad, una nación podrida. En el versículo 3 del capítulo 1, dice que el pueblo estaba sin conocimiento y del versículo 4 del capítulo 1, dice que el pueblo también estaba cargado de maldades, una nación pecadora, una nación de hijos depravados, abandonaron al Señor, provocaron la ira del Señor.