Cuando llegó allá los capitanes del ejército estaban sentados, y él dijo: "Capitán, tengo un mensaje para ti." Y Jehú dijo: "¿Para cuál de nosotros?" Y él dijo: "Para ti, capitán."
(2 Reyes 9:5)Entonces Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Yo te he ungido rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel.
(2 Reyes 9:6)Tú herirás la casa de Acab tu señor, para que Yo cobre venganza por la sangre de Mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos del SEÑOR derramada por mano de Jezabel.
(2 Reyes 9:7)Toda la casa de Acab perecerá, y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel.
Yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías.
(2 Reyes 9:9)Los perros se comerán a Jezabel en el campo de Jezreel, y nadie la sepultará.'" Entonces abrió la puerta y huyó.
(2 Reyes 9:10)Entonces Jehú salió a los siervos de su señor, y uno le dijo: "¿Va todo bien? ¿Por qué vino a ti este loco?" Y él les dijo: "Ustedes conocen bien al hombre y sus palabras."
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2 Reyes 9:8 - Referencia Cruzada
Porque el SEÑOR había visto la aflicción de Israel, que era muy amarga; pues no había siervo ni libre, ni nadie que ayudara a Israel.
(2 Reyes 14:26)Por tanto, traeré mal sobre ti, te barreré completamente y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel.
(1 Reyes 21:21)Así haga Dios a los enemigos de David, y aun más, si al llegar la mañana he dejado tan sólo un varón de los suyos."
(1 Samuel 25:22)por tanto, voy a traer mal sobre la casa de Jeroboam, y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto esclavo como libre en Israel. Barreré completamente la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta que desaparece del todo.
(1 Reyes 14:10)Cuando llegó a Samaria, mató a todos los que quedaban de Acab en Samaria, hasta acabar con ellos, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado a Elías.
(2 Reyes 10:17)Porque el SEÑOR vindicará a Su pueblo Y tendrá compasión de Sus siervos, Cuando vea que su fuerza se ha ido, Y que nadie queda, ni siervo ni libre.
(Deuteronomio 32:36)