Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Yo te he ungido rey sobre el pueblo del SEÑOR, sobre Israel. (2 Reyes 9:6)
Tú herirás la casa de Acab tu señor, para que Yo cobre venganza por la sangre de Mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos del SEÑOR derramada por mano de Jezabel. (2 Reyes 9:7)
Toda la casa de Acab perecerá, y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel. (2 Reyes 9:8)
Yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías.
Los perros se comerán a Jezabel en el campo de Jezreel, y nadie la sepultará.'" Entonces abrió la puerta y huyó. (2 Reyes 9:10)
Entonces Jehú salió a los siervos de su señor, y uno le dijo: "¿Va todo bien? ¿Por qué vino a ti este loco?" Y él les dijo: "Ustedes conocen bien al hombre y sus palabras." (2 Reyes 9:11)
Y ellos dijeron: "Mentira; cuéntanos ahora." Y él dijo: "Así y así me dijo: 'Así dice el SEÑOR: "Yo te he ungido rey sobre Israel."'" (2 Reyes 9:12)

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2 Reyes 9:9 - Referencia Cruzada

por tanto, voy a traer mal sobre la casa de Jeroboam, y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto esclavo como libre en Israel. Barreré completamente la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta que desaparece del todo. (1 Reyes 14:10)
Por tanto, consumiré a Baasa y a su casa, y haré su casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat. (1 Reyes 16:3)
Haré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías, por la provocación con la que Me has provocado a ira y porque has hecho pecar a Israel. (1 Reyes 21:22)
Y en cuanto fue rey, Baasa hirió a toda la casa de Jeroboam. No dejó con vida a ninguno de los de Jeroboam, hasta destruirlos, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de Su siervo Ahías el Silonita, (1 Reyes 15:29)
Y sucedió que cuando comenzó a reinar, tan pronto como se sentó en su trono, mató a toda la casa de Baasa; no dejó ni un solo varón, ni de sus parientes ni de sus amigos. (1 Reyes 16:11)