Nueva Biblia Latinoamericana
Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: "Ciertamente éste es el rey de Israel," y se desviaron para pelear contra él, pero Josafat gritó. (1 Reyes 22:32)
Al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. (1 Reyes 22:33)
Un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo a su cochero: "Da la vuelta y sácame de la batalla, pues estoy gravemente herido." (1 Reyes 22:34)
Pero la batalla arreció aquel día, y el rey fue sostenido en su carro frente a los Arameos y al atardecer murió. La sangre de la herida corría hasta el fondo del carro.
A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: "Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra." (1 Reyes 22:36)
Pues el rey había muerto. Y fue llevado a Samaria, y sepultaron al rey en Samaria. (1 Reyes 22:37)
Lavaron el carro junto al estanque de Samaria y los perros lamieron su sangre (y allí se bañaban las rameras), conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado. (1 Reyes 22:38)

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1 Reyes 22:35 - Referencia Cruzada

Y él le dijo: "Así dice el SEÑOR: 'Porque has dejado salir de tu mano al hombre a quien Yo había destinado a la destrucción, tu vida responderá por su vida y tu pueblo por su pueblo.'" (1 Reyes 20:42)
Micaías le respondió: "Si en verdad vuelves en paz, el SEÑOR no ha hablado por mí." Y añadió: "Oigan, pueblos todos." (1 Reyes 22:28)