Entonces ella dio al rey 4.1 toneladas de oro, y gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca más entró tanta abundancia de especias aromáticas como las que la reina de Sabá dio al rey Salomón.
(1 Reyes 10:10)También las naves de Hiram, que habían traído oro de Ofir, trajeron de allí gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas.
(1 Reyes 10:11)Con la madera de sándalo, el rey hizo pilares para la casa del SEÑOR y para el palacio del rey; también liras y arpas para los cantores. Esa clase de madera de sándalo no ha entrado más ni se ha vuelto a ver hasta hoy.
(1 Reyes 10:12)El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, además de lo que le dio conforme a su real magnificencia. Después ella se volvió, y regresó a su tierra con sus siervos.
El peso del oro que llegaba a Salomón en un año era de 22.6 toneladas de oro,
(1 Reyes 10:14)sin contar lo de los mercaderes, las mercancías de los comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores de la tierra.
(1 Reyes 10:15)El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro batido, usando 600 siclos (6.84 kilos) de oro en cada escudo.
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1 Reyes 10:13 - Referencia Cruzada
Y sucedió que cuando Salomón había acabado de edificar la casa del SEÑOR, la casa del rey y todo lo que Salomón deseaba hacer,
(1 Reyes 9:1)Que te conceda el deseo de tu corazón, Y cumpla todos tus anhelos.
(Salmos 20:4)Pon tu delicia en el SEÑOR, Y El te dará las peticiones de tu corazón.
(Salmos 37:4)Y a Aquél que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,
(Efesios 3:20)Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón.
(1 Reyes 10:2)Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
(Juan 14:13)Entonces Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas." Y su hija quedó sana desde aquel momento.
(Mateo 15:28)