Nueva Biblia Latinoamericana
Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras se podían ver desde el lugar santo, que estaba delante del santuario interior, pero no se podían ver desde afuera; y allí están hasta hoy. (1 Reyes 8:8)
En el arca no había más que las dos tablas de piedra que Moisés puso allí en Horeb, donde el SEÑOR hizo pacto con los Israelitas cuando salieron de la tierra de Egipto. (1 Reyes 8:9)
Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la casa del SEÑOR, (1 Reyes 8:10)
así que los sacerdotes no pudieron quedarse a ministrar por causa de la nube, porque la gloria del SEÑOR llenaba la casa del SEÑOR.
Entonces Salomón dijo: "El SEÑOR ha dicho que El moraría en la densa nube. (1 Reyes 8:12)
Ciertamente yo te he edificado una casa majestuosa, Un lugar para Tu morada para siempre." (1 Reyes 8:13)
Después el rey se volvió y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel estaba de pie. (1 Reyes 8:14)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Reyes 8:11":

Samuel Acevedo
Cuando la gloria del Señor entra a tu casa
Reflexión sobre la importancia de la presencia divina en nuestras vidas y hogares, basada en la historia de David y el Arca de Dios en 2 Samuel 6:1-12.


Dr. Roberto Miranda
No conformarse con menos que lo mejor
En este sermón, el pastor habla acerca de la importancia de buscar la presencia y la gloria de Dios en la Iglesia, a través de la adoración verdadera y el ayuno poderoso. Invita a aquellos que sienten la necesidad de consagrarse completamente a Dios a no conformarse con menos y trabajar para Él.


Juan Carlos Alzamora
Dios les dió un espacio, ahora dénle espacio a Dios
En este artículo, Juan Carlos Alzamora habla sobre la importancia de buscar la presencia y gloria de Dios en nuestras vidas y en las iglesias para experimentar un avivamiento y transformación. Se destaca la historia de avivamiento en Nueva Inglaterra y la importancia de comprometerse a la santidad y buscar a Dios por encima de todo.


1 Reyes 8:11 - Referencia Cruzada

y tenía la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino. (Apocalipsis 21:11)
Y Moisés dijo: "Esto es lo que el SEÑOR ha mandado que hagan, para que la gloria del SEÑOR se aparezca a ustedes." (Levítico 9:6)
Pues Dios, que dijo: "De las tinieblas resplandecerá la luz," es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo. (2 Corintios 4:6)
Luego me llevó por el camino de la puerta del norte al frente del templo; miré que la gloria del SEÑOR llenaba la casa del SEÑOR, y me postré sobre mi rostro. (Ezequiel 44:4)
Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del SEÑOR apareció a todo el pueblo. (Levítico 9:23)
El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito (único) del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)
y vi que la gloria del Dios de Israel venía de la parte del oriente. Su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía de Su gloria. (Ezequiel 43:2)
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios; (Hechos 7:55)
La gloria del SEÑOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente. (Ezequiel 43:4)
Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. (2 Corintios 3:18)
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. (Apocalipsis 21:23)