Nueva Biblia Latinoamericana
Su sierva tenía dos hijos; lucharon entre sí en el campo, y no habiendo quien los apartara, uno hirió al otro y lo mató. (2 Samuel 14:6)
Y toda la familia se ha levantado contra su sierva, y dicen: 'Entrega al que hirió a su hermano, para que le demos muerte por la vida de su hermano a quien mató, y destruyamos al heredero también.' Así extinguirán el ascua que me queda, no dejando a mi marido nombre ni remanente sobre la superficie de la tierra." (2 Samuel 14:7)
Ve a tu casa, y daré órdenes respecto a ti," el rey respondió a la mujer. (2 Samuel 14:8)
Y la mujer de Tecoa dijo al rey: "Oh rey mi señor, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero el rey y su trono sean sin culpa."
Cualquiera que te hable, tráemelo, y no te molestará más," dijo el rey. (2 Samuel 14:10)
Y ella dijo: "Le ruego, oh rey, que se acuerde del SEÑOR su Dios, para que el vengador de sangre no aumente el daño, no sea que destruya a mi hijo." Y él dijo: "Vive el SEÑOR, ni un pelo de tu hijo caerá a tierra." (2 Samuel 14:11)
Dijo entonces la mujer: "Permita que su sierva diga una palabra a mi señor el rey." "Habla," le dijo David. (2 Samuel 14:12)

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2 Samuel 14:9 - Referencia Cruzada

Si en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da para que la poseas, fuera encontrado alguien asesinado, tendido en el campo, y no se sabe quién lo mató, (Deuteronomio 21:1)
Y se echó a sus pies y le dijo: "Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Le ruego que permita que su sierva le hable, y que escuche las palabras de su sierva. (1 Samuel 25:24)
Pero su madre le respondió: "Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío. Solamente obedéceme. Ve y tráemelos." (Génesis 27:13)
Cuando David lo supo después, dijo: "Yo y mi reino somos inocentes para siempre delante del SEÑOR de la sangre de Abner, hijo de Ner. (2 Samuel 3:28)
Todo el pueblo contestó: "¡Caiga Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!" (Mateo 27:25)
Así que no contaminarán la tierra en que están; porque la sangre contamina la tierra, y no se puede hacer expiación por la tierra, por la sangre derramada en ella, excepto mediante la sangre del que la derramó. (Números 35:33)
Su sangre, pues, recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero para David y su descendencia, para su casa y su trono, haya paz de parte del SEÑOR para siempre." (1 Reyes 2:33)