David le preguntó: "¿De dónde vienes?" "Me he escapado del campamento de Israel," le respondió.
(2 Samuel 1:3)David le preguntó: "¿Qué aconteció? Te ruego que me lo digas." Y él respondió: "El pueblo ha huido de la batalla, y también muchos del pueblo han caído y han muerto; también Saúl y su hijo Jonatán han muerto."
(2 Samuel 1:4)Así que David le preguntó al joven que se lo había contado: "¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?"
(2 Samuel 1:5)El joven que se lo había contado, dijo: "Yo estaba por casualidad en el Monte Gilboa, y vi que Saúl estaba apoyado sobre su lanza. Y que los carros y los jinetes lo perseguían de cerca.
Al mirar él hacia atrás, me vio y me llamó. Y dije: 'Aquí estoy.'
(2 Samuel 1:7)Y él me dijo: '¿Quién eres?' Y le respondí: 'Soy un Amalecita.'
(2 Samuel 1:8)Entonces él me dijo: 'Te ruego que te pongas junto a mí y me mates, pues la agonía se ha apoderado de mí, porque todavía estoy con vida.'
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2 Samuel 1:6 - Referencia Cruzada
Así que los Filisteos se reunieron, fueron y acamparon en Sunem; y Saúl reunió a todo Israel y acamparon en Gilboa.
(1 Samuel 28:4)Partió, pues, y espigó en el campo en pos de los segadores; y fue a la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec.
(Rut 2:3)Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino.
(Lucas 10:31)Entonces Saúl dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan burla de mí." Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Por lo cual Saúl tomó su espada y se echó sobre ella.
(1 Crónicas 10:4)Oh montes de Gilboa, No haya sobre ustedes rocío ni lluvia, ni campos de ofrendas; Porque allí fue deshonrado el escudo de los valientes, El escudo de Saúl, no ungido con aceite.
(2 Samuel 1:21)Los Filisteos pelearon contra Israel y los hombres de Israel huyeron delante de los Filisteos y cayeron muertos en el Monte Gilboa.
(1 Samuel 31:1)Y observen bien: si sube por el camino de su territorio a Bet Semes, entonces El nos ha hecho este gran mal. Pero si no, entonces sabremos que no fue Su mano la que nos hirió; nos sucedió por casualidad."
(1 Samuel 6:9)