Nueva Biblia Latinoamericana
Recibió David de su mano lo que ella había traído y le dijo: "Sube en paz a tu casa. Mira, te he escuchado y te he concedido tu petición." (1 Samuel 25:35)
Entonces Abigail regresó a Nabal, y éste tenía un banquete en su casa, como el banquete de un rey. Y el corazón de Nabal estaba alegre, pues estaba muy ebrio, por lo cual ella no le comunicó nada hasta el amanecer. (1 Samuel 25:36)
Pero sucedió que por la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, su mujer le contó estas cosas, y su corazón se quedó como muerto dentro de él, y se puso como una piedra. (1 Samuel 25:37)
Y unos diez días después, sucedió que el SEÑOR hirió a Nabal, y murió.
Cuando David supo que Nabal había muerto, dijo: "Bendito sea el SEÑOR, que ha defendido la causa de mi afrenta de manos de Nabal, y ha preservado a Su siervo del mal. El SEÑOR también ha devuelto la maldad de Nabal sobre su propia cabeza." Entonces David envió un mensaje a Abigail, para tomarla para sí por mujer. (1 Samuel 25:39)
Y los siervos de David fueron a casa de Abigail en Carmel, y le hablaron diciendo: "David nos ha enviado a usted, para tomarla para sí por mujer." (1 Samuel 25:40)
Ella se levantó y postrándose rostro en tierra, dijo: "Miren, su sierva es una criada para lavar los pies de los siervos de mi señor." (1 Samuel 25:41)

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1 Samuel 25:38 - Referencia Cruzada

bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has impedido derramar sangre hoy y vengarme por mi propia mano. (1 Samuel 25:33)
Y el SEÑOR hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte. Y habitó en una casa separada, mientras Jotam, hijo del rey, estaba al frente de la casa, gobernando al pueblo de la tierra. (2 Reyes 15:5)
Y observen bien: si sube por el camino de su territorio a Bet Semes, entonces El nos ha hecho este gran mal. Pero si no, entonces sabremos que no fue Su mano la que nos hirió; nos sucedió por casualidad." (1 Samuel 6:9)
Y se encendió la ira del SEÑOR contra Uza, y Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios. (2 Samuel 6:7)
Dijo también David: "Vive el SEÑOR, que ciertamente el SEÑOR lo herirá, o llegará el día en que muera, o descenderá a la batalla y perecerá. (1 Samuel 26:10)
El rey no escuchó al pueblo, porque esto venía de parte de Dios, para que el SEÑOR confirmara la palabra que El había hablado por medio de Ahías el Silonita a Jeroboam, hijo de Nabat. (2 Crónicas 10:15)
Y a la medianoche, el SEÑOR hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito del ganado. (Éxodo 12:29)
Aconteció que aquella misma noche salió el ángel del SEÑOR e hirió a 185,000 en el campamento de los Asirios. Cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres. (2 Reyes 19:35)
Al instante un ángel del Señor lo hirió, por no haber dado la gloria a Dios; y Herodes (Agripa I) murió comido de gusanos. (Hechos 12:23)