Nueva Biblia Latinoamericana
David se ciñó la espada sobre sus ropas militares y trató de caminar, pues no se las había probado antes. Entonces David dijo a Saúl: "No puedo caminar con esto, pues no tengo experiencia con ellas." David se las quitó, (1 Samuel 17:39)
y tomando su cayado en la mano, escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en el saco de pastor que traía, en el zurrón, y con la honda en la mano se acercó al Filisteo. (1 Samuel 17:40)
El Filisteo vino, y se fue acercando a David, con su escudero delante de él. (1 Samuel 17:41)
Cuando el Filisteo miró y vio a David, lo tuvo en poco porque era un muchacho, rubio y bien parecido.
Y el Filisteo dijo a David: "¿Acaso soy un perro, que vienes contra mí con palos?" Y el Filisteo maldijo a David por sus dioses. (1 Samuel 17:43)
También dijo el Filisteo a David: "Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo." (1 Samuel 17:44)
Entonces dijo David al Filisteo: "Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado. (1 Samuel 17:45)

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1 Samuel 17:42 - Referencia Cruzada

Ahora pues, te ruego que llegues a un acuerdo con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré 2,000 caballos, si por tu parte puedes poner jinetes sobre ellos. (2 Reyes 18:23)
en trabajos y fatigas, en muchas noches de desvelo, en hambre y sed, con frecuencia sin comida, en frío y desnudez. (2 Corintios 11:27)
Y envió a buscarlo y lo hizo entrar. Era rubio, de ojos hermosos y bien parecido. Y el SEÑOR dijo: "Levántate, úngelo; porque éste es." (1 Samuel 16:12)
Entonces dijo: "Si en paz han salido, préndanlos vivos; o si en guerra han salido, préndanlos vivos." (1 Reyes 20:18)
Entonces Saúl dijo a David: "Tú no puedes ir contra este Filisteo a pelear con él, porque tú eres un muchacho y él ha sido un guerrero desde su juventud." (1 Samuel 17:33)
Ten piedad de nosotros, oh SEÑOR, ten piedad de nosotros, Porque ya no soportamos el desprecio. (Salmos 123:3)
Delante de la destrucción va el orgullo, Y delante de la caída, la arrogancia de espíritu. (Proverbios 16:18)
habló en presencia de sus hermanos y de los ricos de Samaria, y dijo: "¿Qué hacen estos débiles Judíos? ¿La restaurarán para sí mismos? ¿Podrán ofrecer sacrificios? ¿Terminarán en un día? ¿Harán revivir las piedras de los escombros polvorientos, aun las quemadas?" (Nehemías 4:2)