Nueva Biblia Latinoamericana
Ellos, pues, subieron a la ciudad. Cuando entraban a la ciudad, Samuel salía hacia ellos para subir al lugar alto. (1 Samuel 9:14)
Ahora bien, un día antes de la llegada de Saúl, el SEÑOR había revelado esto a Samuel: (1 Samuel 9:15)
Mañana como a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, lo ungirás para que sea príncipe sobre Mi pueblo Israel, y él librará a Mi pueblo del dominio de los Filisteos. Porque Yo he visto la aflicción de Mi pueblo, pues su clamor ha llegado hasta Mí." (1 Samuel 9:16)
Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: "Este es el hombre de quien te hablé. El gobernará a Mi pueblo."
Entonces Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta y le dijo: "Le ruego que me enseñe dónde está la casa del vidente." (1 Samuel 9:18)
Respondió Samuel a Saúl: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo, y por la mañana te dejaré ir y te declararé todo lo que está en tu corazón. (1 Samuel 9:19)
En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas. Y ¿para quién es todo lo deseable en Israel? ¿No es para ti y para toda la casa de tu padre?" (1 Samuel 9:20)

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1 Samuel 9:17 - Referencia Cruzada

Así que los reprendí y los maldije, herí a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y les hice jurar por Dios, diciéndoles: "No darán sus hijas a sus hijos; tampoco tomarán de sus hijas para sus hijos ni para ustedes mismos. (Nehemías 13:25)
Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. (Hechos 13:21)
En Mi ira te di un rey, Y te lo quité en Mi furor. (Oseas 13:11)
Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa para siempre a causa de la iniquidad de la cual él sabía, pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición, y él no los reprendió. (1 Samuel 3:13)
Cuando ellos entraron, Samuel vio a Eliab, y se dijo: "Ciertamente el ungido del SEÑOR está delante de El." (1 Samuel 16:6)
Así que cuando iba oscureciendo a las Puertas de Jerusalén, antes del día de reposo, ordené que se cerraran las puertas y que no las abrieran hasta después del día de reposo. Entonces puse algunos de mis siervos a las puertas para que no entrara ninguna carga en día de reposo. (Nehemías 13:19)
Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, (Romanos 13:3)
Pero los indignos, todos ellos serán arrojados como espinos, Porque no pueden ser tomados con la mano; (2 Samuel 23:6)