Entonces Manoa tomó el cabrito con la ofrenda de cereal y los ofreció sobre una piedra al SEÑOR, y el ángel hizo maravillas mientras que Manoa y su mujer observaban.
(Jueces 13:19)Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en la llama del altar. Al ver esto, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.
(Jueces 13:20)El ángel del SEÑOR no se volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa supo que era el ángel del SEÑOR.
(Jueces 13:21)Y Manoa dijo a su mujer: "Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios."
Pero su mujer le contestó: "Si el SEÑOR hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír cosas como éstas."
(Jueces 13:23)Y la mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo.
(Jueces 13:24)Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él en Majané Dan (el campamento de Dan), entre Zora y Estaol.
(Jueces 13:25)Otras publicaciones relacionadas con "Jueces 13:22":
Jueces 13:22 - Referencia Cruzada
Y añadió: "No puedes ver Mi rostro; porque nadie Me puede ver, y vivir."
(Éxodo 33:20)El Padre que Me envió, El ha dado testimonio de Mí. Pero ustedes no han oído jamás Su voz ni han visto Su apariencia.
(Juan 5:37)Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel (El rostro de Dios), porque dijo: "He visto a Dios cara a cara, y ha sido preservada mi vida."
(Génesis 32:30)Entonces dije: "¡Ay de mí! Porque perdido estoy, Pues soy hombre de labios inmundos Y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, Porque mis ojos han visto al Rey, el SEÑOR de los ejércitos."
(Isaías 6:5)Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El Lo ha dado a conocer.
(Juan 1:18)Al ver Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: "¡Ay de mí, Señor DIOS! Porque ahora he visto al ángel del SEÑOR cara a cara."
(Jueces 6:22)expulsando delante de ti naciones más grandes y más poderosas que tú, para hacerte entrar y darte la tierra de ellos por heredad, como sucede hoy.
(Deuteronomio 4:38)Porque, ¿qué hombre hay que haya oído la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y haya sobrevivido?
(Deuteronomio 5:26)