Nueva Biblia Latinoamericana
Ningún Amonita ni Moabita entrará en la asamblea del SEÑOR; ninguno de sus descendientes, aun hasta la décima generación, entrará jamás en la asamblea del SEÑOR, (Deuteronomio 23:3)
porque no fueron al encuentro de ustedes con pan y agua en el camino cuando salieron de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam, hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte. (Deuteronomio 23:4)
Pero el SEÑOR tu Dios no quiso escuchar a Balaam, sino que el SEÑOR tu Dios te cambió la maldición en bendición, porque el SEÑOR tu Dios te ama. (Deuteronomio 23:5)
Nunca procurarás la paz ni la prosperidad de ellos en todos tus días.
No aborrecerás al Edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al Egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra. (Deuteronomio 23:7)
Los hijos de la tercera generación que les nazcan podrán entrar en la asamblea del SEÑOR. (Deuteronomio 23:8)
Cuando salgas como ejército contra tus enemigos, te guardarás de toda cosa impura. (Deuteronomio 23:9)

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Deuteronomio 23:6 - Referencia Cruzada

En aquellos días también vi a Judíos que se habían casado con mujeres Asdoditas, Amonitas y Moabitas. (Nehemías 13:23)
Y la gente que había en ella, la sacó y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas de hierro; también la puso a trabajar en los hornos de ladrillos. Así hizo a todas las ciudades de los Amonitas. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén. (2 Samuel 12:31)
También derrotó a Moab, y los midió con cordel, haciéndolos tenderse en tierra. Midió dos cordeles para darles muerte, y un cordel entero para dejarlos vivos. Y los Moabitas fueron siervos de David, trayéndole tributo. (2 Samuel 8:2)
Ahora pues, no den sus hijas a sus hijos ni tomen sus hijas para sus hijos, y nunca procuren la paz de ellos ni su prosperidad, para que ustedes sean fuertes y coman lo mejor de la tierra y la dejen por heredad a sus hijos para siempre.' (Esdras 9:12)