Nueva Biblia Latinoamericana
Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él. (1 Juan 4:16)
En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo. (1 Juan 4:17)
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. (1 Juan 4:18)
Nosotros amamos porque El nos amó primero.
Si alguien dice: "Yo amo a Dios," pero aborrece a su hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1 Juan 4:20)
Y este mandamiento tenemos de El: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. (1 Juan 4:21)
Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo (el Mesías), es nacido de Dios. Todo aquél que ama al Padre, ama al que ha nacido de El. (1 Juan 5:1)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Juan 4:19":

Faustino de Jesús Zamora Vargas
Un amor hasta el fin
Artículo sobre el amor de Dios y cómo podemos experimentarlo a través de nuestra relación con Cristo.


Faustino de Jesús Zamora Vargas
Su amor
El amor de Dios manifestado a través de Jesucristo y cómo permanecer en ese amor para crecer y expresarlo a los demás. El amor práctico como sello del cristiano y el plan de amor de Dios resumido en Juan 3:16.


Te sientes amado
El artículo habla sobre la importancia del amor de Dios en la vida de los cristianos y cómo el conocimiento y la experiencia de este amor es fundamental para vivir una vida arraigada en Jesucristo y su amor. Se destaca el pasaje de Efesios 3:14-21 y se menciona que el amor de Dios es la base de todo lo que hacemos como cristianos.


Dr. Roberto Miranda
Que estás en los cielos
Artículo sobre la importancia de tener una relación de confianza y reverencia con Dios.


Omar Soto
Amando hasta el fin
En Juan 13:1, Jesús amó a sus discípulos hasta el final, a pesar de que uno lo traicionaría, otro lo negaría y los demás huirían asustados. Este artículo habla sobre cómo Dios nos ama hasta el final y tiene planes de vida eterna para nosotros, a pesar de nuestros errores pasados.author: Omar Soto,title: Amando hasta el fin,summary: En Juan 13:1, Jesús amó a sus discípulos hasta el final, a pesar de que uno lo traicionaría, otro lo negaría y los demás huirían asustados. Dios te ama hasta el final, incluso si has fallado o negado a Él en el pasado. Él tiene planes de vida eterna para ti y nada puede detenerlo. Recibe su amor y deja que te consuma. Dios te bendiga y te proteja. Amén.


1 Juan 4:19 - Referencia Cruzada

Pues el amor de Cristo nos apremia (nos controla), habiendo llegado a esta conclusión: que Uno murió por todos, y por consiguiente, todos murieron. (2 Corintios 5:14)
Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes, y los designé para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en Mi nombre se lo conceda. (Juan 15:16)
Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente (de los pensamientos), y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:3)
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, (Gálatas 5:22)
Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama." (Lucas 7:47)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16)
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:10)
Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros. (Tito 3:3)