Nueva Biblia Latinoamericana
a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Gálatas 1:5)
Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado (desertado) a Aquél que los llamó por la gracia de Cristo (el Mesías), para seguir un evangelio diferente, (Gálatas 1:6)
que en realidad no es otro evangelio, sino que hay algunos que los perturban a ustedes y quieren pervertir el evangelio de Cristo. (Gálatas 1:7)
Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea anatema (maldito).
Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguien les anuncia un evangelio contrario al que recibieron, sea anatema. (Gálatas 1:9)
Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10)
Pues quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre. (Gálatas 1:11)

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Gálatas 1:8 - Referencia Cruzada

Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, recházalo, (Tito 3:10)
Ahora pues, malditos son y nunca dejarán de ser esclavos, leñadores y aguadores para la casa de mi Dios." (Josué 9:23)
Ahora pues, ruego a mi señor el rey que escuche las palabras de su siervo. Si el SEÑOR lo ha movido a usted contra mí, que El acepte una ofrenda, pero si son hombres, malditos sean delante del SEÑOR, porque me han expulsado hoy para que yo no tenga parte en la heredad del SEÑOR, y me dicen: 'Ve, sirve a otros dioses.' (1 Samuel 26:19)
dijo: "Maldito sea Canaán; Siervo de siervos Será para sus hermanos." (Génesis 9:25)
Entonces dirá también a los de Su izquierda: 'Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo 25:41)
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: "MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO," (Gálatas 3:13)
Pero él comenzó a maldecir y a jurar: "¡Yo no conozco a este hombre de quien hablan!" (Marcus 14:71)
Porque todos los que son de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: "MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA HACERLAS." (Gálatas 3:10)
Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar. Seducen a las almas inestables. Tienen un corazón ejercitado en la avaricia; son hijos de maldición. (2 Pedro 2:14)
Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo (el Mesías). (2 Corintios 11:13)
Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguien les anuncia un evangelio contrario al que recibieron, sea anatema. (Gálatas 1:9)
guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe. (1 Timoteo 1:19)
Así que los reprendí y los maldije, herí a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y les hice jurar por Dios, diciéndoles: "No darán sus hijas a sus hijos; tampoco tomarán de sus hijas para sus hijos ni para ustedes mismos. (Nehemías 13:25)
Maldito el hombre que haga ídolo o imagen de fundición, abominación al SEÑOR, obra de las manos del artífice, y la erige en secreto.' Y todo el pueblo responderá, y dirá: 'Amén.' (Deuteronomio 27:15)
los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: "Nos hemos comprometido bajo solemne juramento a no probar nada hasta que hayamos matado a Pablo. (Hechos 23:14)
Porque desearía yo mismo ser anatema (maldito), separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes (los de mi raza) según la carne. (Romanos 9:3)
Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: si alguien añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. (Apocalipsis 22:18)
Si alguien no ama al Señor, que sea anatema (maldito). ¡Maranata! (¡El Señor viene!) (1 Corintios 16:22)
Por tanto, les hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: "Jesús es anatema (maldito);" y nadie puede decir: "Jesús es el Señor," excepto por el Espíritu Santo. (1 Corintios 12:3)