Nueva Biblia Latinoamericana
Por tanto, sepan que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. (Gálatas 3:7)
La Escritura, previendo que Dios justificaría a los Gentiles (las naciones) por la fe, anunció de antemano las buenas nuevas a Abraham, diciendo: "EN TI SERAN BENDITAS TODAS LAS NACIONES." (Gálatas 3:8)
Así que, los que son de la fe son bendecidos con Abraham, el creyente. (Gálatas 3:9)
Porque todos los que son de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: "MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA HACERLAS."
Y que nadie es justificado ante Dios por la Ley es evidente, porque "EL JUSTO VIVIRA POR LA FE." (Gálatas 3:11)
Sin embargo, la Ley no se basa en la fe. Al contrario, "EL QUE LAS HACE, VIVIRA POR ELLAS." (Gálatas 3:12)
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: "MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO," (Gálatas 3:13)

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Gálatas 3:10 - Referencia Cruzada

Miren, hoy pongo delante de ustedes una bendición y una maldición: (Deuteronomio 11:26)
La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, (Romanos 8:7)
Maldito el que no confirme las palabras de esta ley para ponerlas por obra.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'" (Deuteronomio 27:26)
Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley. Puesto que por las obras de la Ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16)
Les dirán: 'Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Maldito el hombre que no obedezca las palabras de este pacto (Jeremías 11:3)
Entonces dirá también a los de Su izquierda: 'Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo 25:41)
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
Todas las almas son Mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo Mías son. El alma que peque, ésa morirá. (Ezequiel 18:4)
Pero si muestran favoritismo, cometen pecado y son hallados culpables por la ley como transgresores. (Santiago 2:9)
Porque la Ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. (Romanos 4:15)
El SEÑOR jamás querrá perdonarlo, sino que la ira del SEÑOR y Su celo arderán contra ese hombre, y toda maldición que está escrita en este libro caerá sobre él, y el SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo. (Deuteronomio 29:20)
Por tanto, profanaré a los príncipes del santuario, Y entregaré a Jacob al anatema (a la destrucción) y a Israel al oprobio. (Isaías 43:28)
Dijo también Jesús esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: (Lucas 18:9)
En un tiempo yo vivía sin la Ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; (Romanos 7:9)
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la Ley, lo dice a los que están bajo la Ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios. (Romanos 3:19)