Pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así escapé de sus manos.
(2 Corintios 11:33)El gloriarse es necesario, aunque no es provechoso. Pasaré entonces a las visiones y revelaciones del Señor.
(2 Corintios 12:1)Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo.
(2 Corintios 12:2)Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe)
que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar.
(2 Corintios 12:4)De tal hombre sí me gloriaré; pero en cuanto a mí mismo, no me gloriaré sino en mis debilidades.
(2 Corintios 12:5)Porque si quisiera gloriarme, no sería insensato, pues diría la verdad. Pero me abstengo de hacerlo para que nadie piense de mí más de lo que ve en mí, u oye de mí.
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