Por esta razón les he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor. El les recordará mis caminos, los caminos en Cristo, tal como yo enseño en todas partes, en cada iglesia.
(1 Corintios 4:17)Algunos de ustedes se han vuelto arrogantes, como si yo no hubiera de ir a verlos.
(1 Corintios 4:18)Pero iré a verlos pronto, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras de los arrogantes sino el poder que tienen.
(1 Corintios 4:19)Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
¿Qué quieren? ¿Iré a ustedes con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
(1 Corintios 4:21)En efecto, se oye que entre ustedes hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los Gentiles, al extremo de que alguien tiene la mujer de su padre.
(1 Corintios 5:1)¡Y ustedes se han vuelto arrogantes en lugar de haberse entristecido, para que el que de entre ustedes ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de ustedes!
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1 Corintios 4:20 - Referencia Cruzada
Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;
(2 Corintios 10:4)Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
(Romanos 14:17)y mi mensaje (mi palabra) y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
(1 Corintios 2:4)con el poder de señales (milagros) y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios, De manera que desde Jerusalén (Ciudad de Paz) y por los alrededores hasta el Ilírico he predicado en toda su plenitud el evangelio de Cristo.
(Romanos 15:19)porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como saben qué clase de personas demostramos ser entre ustedes por el amor que les tenemos.
(1 Tesalonicenses 1:5)Sin embargo, para los llamados, tanto Judíos como Griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.
(1 Corintios 1:24)Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del Judío primeramente y también del Griego.
(Romanos 1:16)