Cuando regresé a Jerusalén y me hallaba orando en el templo, caí en un éxtasis,
(Hechos 22:17)y vi al Señor que me decía: 'Apresúrate y sal pronto de Jerusalén porque no aceptarán tu testimonio acerca de Mí.'
(Hechos 22:18)Entonces yo dije: 'Señor, ellos saben bien que en las sinagogas, una tras otra, yo encarcelaba y azotaba a los que creían en Ti.
(Hechos 22:19)Cuando se derramaba la sangre de Tu testigo Esteban (mártir), allí estaba también yo dando mi aprobación, y cuidando los mantos de los que lo estaban matando.'
Pero El me dijo: 'Ve, porque te voy a enviar lejos, a los Gentiles.'"
(Hechos 22:21)La multitud lo oyó hasta que dijo esto, entonces alzaron sus voces y dijeron: "¡Quita de la tierra a ese hombre! No se le debe permitir que viva."
(Hechos 22:22)Como ellos vociferaban, y arrojaban sus mantos, y echaban polvo al aire,
(Hechos 22:23)Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 22:20":
Hechos 22:20 - Referencia Cruzada
Y Saulo (Pablo) estaba de completo acuerdo con ellos en su muerte. En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles.
(Hechos 8:1)Esto es precisamente lo que hice en Jerusalén. No sólo encerré en cárceles a muchos de los santos con la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo añadía mi voto.
(Hechos 26:10)Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús. Al verla, me asombré grandemente.
(Apocalipsis 17:6)Echándolo fuera de la ciudad, comenzaron a apedrearlo; y los testigos pusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo (Pablo).
(Hechos 7:58)Ellos, aunque conocen el decreto de Dios que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también dan su aprobación a los que las practican.
(Romanos 1:32)De modo que son testigos, y aprueban las acciones de sus padres; porque ellos los mataron y ustedes edifican sus sepulcros.
(Lucas 11:48)Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente Mi nombre y no has negado Mi fe, aun en los días de Antipas, Mi testigo, Mi siervo fiel, que fue muerto entre ustedes, donde mora Satanás.
(Apocalipsis 2:13)