Nueva Biblia Latinoamericana
Saliendo de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos. Habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. (Hechos 20:15)
Porque Pablo había decidido dejar a un lado a Efeso para no detenerse en Asia, pues se apresuraba para estar, en Jerusalén el día de Pentecostés si le era posible. (Hechos 20:16)
Desde Mileto mandó mensaje a Efeso y llamó a los ancianos de la iglesia. (Hechos 20:17)
Cuando vinieron a él, les dijo: "Ustedes bien saben cómo he sido con ustedes todo el tiempo, desde el primer día que estuve en Asia.
He servido al Señor con toda humildad, con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los Judíos. (Hechos 20:19)
Bien saben cómo no rehuí declararles a ustedes nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en casa, (Hechos 20:20)
testificando solemnemente, tanto a Judíos como a Griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Hechos 20:21)

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Hechos 20:18 - Referencia Cruzada

Porque nuestra satisfacción es ésta: el testimonio de nuestra conciencia que en la santidad y en la sinceridad que viene de Dios, no en sabiduría carnal sino en la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia ustedes. (2 Corintios 1:12)
Porque ustedes mismos saben, hermanos, que nuestra visita a ustedes no fue en vano, (1 Tesalonicenses 2:1)
Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de haber recorrido las regiones superiores, llegó a Efeso y encontró a algunos discípulos, (Hechos 19:1)
Esto continuó por dos años, de manera que todos los que vivían en Asia (provincia occidental de Asia Menor) oyeron la palabra del Señor, tanto Judíos como Griegos. (Hechos 19:10)
porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción; como saben qué clase de personas demostramos ser entre ustedes por el amor que les tenemos. (1 Tesalonicenses 1:5)
Llegaron a Efeso y dejó allí a Priscila y Aquila. Y entrando Pablo a la sinagoga, discutía con los Judíos. (Hechos 18:19)
Pero tú has seguido mi enseñanza, mi conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia, (2 Timoteo 3:10)
No dando nosotros en nada motivo de tropiezo, para que el ministerio no sea desacreditado. (2 Corintios 6:3)
Pues ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo (cómo imitarnos), porque no obramos de manera indisciplinada entre ustedes, (2 Tesalonicenses 3:7)