Nueva Biblia Latinoamericana
Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión: un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado del cielo por las cuatro puntas, y vino hasta mí. (Hechos 11:5)
Cuando fijé mis ojos en él y lo observaba, vi cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo. (Hechos 11:6)
También oí una voz que me decía: 'Levántate Pedro, mata y come.' (Hechos 11:7)
Pero yo dije: 'De ninguna manera, Señor, porque nada impuro o inmundo ha entrado jamás en mi boca.'
Pero una voz del cielo respondió por segunda vez: 'Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro.' (Hechos 11:9)
Esto sucedió tres veces, y todo volvió a ser llevado arriba al cielo. (Hechos 11:10)
En aquel momento se aparecieron tres hombres delante de la casa donde estábamos, los cuales habían sido enviados a mí desde Cesarea. (Hechos 11:11)

Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 11:8":

Gregory Bishop
La importancia de escuchar bien
En este artículo se habla sobre la importancia de escuchar bien a Dios, utilizando como ejemplo la historia de Pedro en Hechos 10. Se destaca la importancia de ser humildes y receptivos a la dirección de Dios en nuestras vidas, y cómo a veces necesitamos cambiar nuestro paradigma para entender Su mensaje. También se comparte un testimonio personal sobre cómo Dios guió al autor a trabajar con jóvenes que luchan contra la adicción a las drogas.


Dr. Roberto Miranda
Dios te llama a un proceso de santificación profunda
Artículo sobre el proceso de santificación profunda y consagración en la vida cristiana, basado en la historia de la pesca milagrosa y la experiencia de Pedro.


Hechos 11:8 - Referencia Cruzada

que por medio de Tus siervos los profetas nos ordenaste: 'La tierra a la cual ustedes entran para poseerla es una tierra inmunda con la impureza de los pueblos de estas tierras, con sus abominaciones que la han llenado de un extremo a otro, y con su impureza. (Esdras 9:11)
No permanecerán en la tierra del SEÑOR, Sino que Efraín volverá a Egipto, Y en Asiria comerán cosas inmundas. (Oseas 9:3)
y vieron que algunos de Sus discípulos comían el pan con manos inmundas, es decir, sin lavar. (Marcus 7:2)
y para que hagan distinción entre lo santo y lo profano, entre lo inmundo y lo limpio, (Levítico 10:10)
Yo sé, y estoy convencido en el Señor Jesús, de que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que estima que algo es inmundo, para él lo es. (Romanos 14:14)
Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente. De otra manera sus hijos serían inmundos, pero ahora son santos. (1 Corintios 7:14)
para hacer distinción entre lo inmundo y lo limpio, entre el animal que se puede comer y el animal que no se puede comer. (Levítico 11:47)