Nueva Biblia Latinoamericana
¿Quién eres, Señor?" preguntó Saulo. El Señor respondió: "Yo soy Jesús a quien tú persigues; (Hechos 9:5)
levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer." (Hechos 9:6)
Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos (mudos), oyendo la voz, pero sin ver a nadie. (Hechos 9:7)
Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco.
Estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. (Hechos 9:9)
Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: "Ananías." "Aquí estoy, Señor," contestó él. (Hechos 9:10)
El Señor le dijo: " Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque él está orando, (Hechos 9:11)

Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 9:8":

Alberto González Muñoz
Andemos en vida nueva
Artículo sobre la importancia de la vida nueva después de la conversión y la disposición para cambiar nuestra conducta y hacer la voluntad de Dios.


Samuel Acevedo
Por la gracia de Dios, somos "hermanos"?
Un sermón sobre la importancia de la gracia de Dios y la hermandad en Cristo, basado en la conversión de Saulo en el camino a Damasco y la necesidad de obedecer a Jesús y confiar en su gracia.


Hechos 9:8 - Referencia Cruzada

Y el SEÑOR le dijo: "¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy Yo, el SEÑOR? (Éxodo 4:11)
Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. (Hechos 9:18)
Eliseo entonces oró, y dijo: "Oh SEÑOR, Te ruego que abras sus ojos para que vea." Y el SEÑOR abrió los ojos del criado, y miró que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:17)
Y a los hombres que estaban a la entrada de la casa los hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se cansaban tratando de hallar la entrada. (Génesis 19:11)
Pero como yo no veía por causa del resplandor (de la gloria) de aquella luz, los que estaban conmigo me llevaron de la mano y entré a Damasco. (Hechos 22:11)
Ahora, la mano del Señor está sobre ti; te quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo." Al instante niebla y oscuridad cayeron sobre él, e iba buscando quien lo guiara de la mano. (Hechos 13:11)