Nueva Biblia Latinoamericana
Se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. (Hechos 2:3)
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. (Hechos 2:4)
Había Judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. (Hechos 2:5)
Al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: "Miren, ¿no son Galileos todos estos que están hablando? (Hechos 2:7)
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido? (Hechos 2:8)
Partos, Medos y Elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, del Ponto y de Asia (provincia occidental de Asia Menor), (Hechos 2:9)

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Hechos 2:6 - Referencia Cruzada

Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, y se me abrió una puerta en el Señor, (2 Corintios 2:12)
Cuando lo oyó el rey Herodes (el Grande), se turbó, y toda Jerusalén con él. (Mateo 2:3)
y de repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados. (Hechos 2:2)
Estando el que era cojo aferrado a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón, donde ellos estaban. (Hechos 3:11)
porque se me ha abierto una puerta grande para el servicio eficaz, aunque también hay muchos adversarios. (1 Corintios 16:9)