Nueva Biblia Latinoamericana
Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. (Juan 19:35)
Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: "NO SERA QUEBRADO HUESO SUYO." (Juan 19:36)
Y también otra Escritura dice: "MIRARAN A AQUEL QUE TRASPASARON." (Juan 19:37)
Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces José vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de treinta y tres kilos. (Juan 19:39)
Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los Judíos. (Juan 19:40)
En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. (Juan 19:41)

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Juan 19:38 - Referencia Cruzada

Había un hombre llamado José, miembro del Concilio (Sanedrín), varón bueno y justo, (Lucas 23:50)
Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los Fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. (Juan 12:42)
Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de El por miedo a los Judíos. (Juan 7:13)
Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, (Marcus 15:42)
La mayoría de los hermanos, confiando en el Señor por causa de mis prisiones, tienen mucho más valor para hablar la palabra de Dios sin temor. (Filipenses 1:14)
El temor al hombre es un lazo, Pero el que confía en el SEÑOR estará seguro. (Proverbios 29:25)
Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los Judíos; porque los Judíos ya se habían puesto de acuerdo en que si alguien confesaba que Jesús era el Cristo (el Mesías), fuera expulsado de la sinagoga. (Juan 9:22)
Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús. (Mateo 27:57)